Realizan talleres itinerantes de violencia familiar


Desde hace más de dos años, un grupo de mujeres lleva adelante talleres itinerarios con orientación familiar. La idea de esta actividad surge básicamente por una cuestión puntual, “y es que cuando la escuela convoca muchas veces a los padres éstos no asisten”, sostienen Liliana López, Lidia Paz, Elena Vasilachis y Lidia Vega, al frente del emprendimiento.

Los talleres se dictan en comedores escolares, centros comunitarios, sociedades de fomento y escuelas. Allí llega este equipo, para realizar charlas debates con el objetivo de alcanzar soluciones para los problemas intrafamiliares al ponerlos en común dentro de los grupos.

“El primer paso fue presentarnos en las instituciones de asistencia a la familia y las ONG, y dar a conocer nuestro proyecto. Así nos fuimos metiéndo en el interior de las comunidades y en los barrios y tomamos contacto con aquella gente que había puesto un comedor en épocas de crisis y llevaba adelante una labor social altamente comprometida”.

Si bien en un principio no contaban con una temática fija a dar en los encuentros, con el tiempo fueron enfocándose en cuestiones puntuales.

“La gente que asistía a los talleres pedía en general cuestiones vinculadas a conflictos familiares: cómo construir la maternidad y la paternidad en épocas de crisis, cómo proceder frente a la falta del pan en la mesa, situaciones que se dan en los hogares cuando satisfacer lo básico se torna muy difícil. Pero con el tiempo llegamos a observar que el tema de violencia familiar era recurrente, entonces empezamos a trabajar en forma puntual en esta problemática”, indica López.

La participación de los padres encarna a la fortaleza de los talleres, una de las problemáticas que se vio, era la necesidad de poder ayudar a sus hijos con las tareas escolares, y fue a raíz “de nuestro acercamiento que muchos padres comenzaron a asistir a la escuela de adultos”, relata Vasilachis.

Los talleres no tienen un tiempo de duración determinado, este se da en función de los grupos, “en algunos casos permanecemos por más de un año, mientras que en otro cuando decae el interés hacemos el cierre, igual estamos sosteniendo trabajo con cierta continuidad con dos grupos importantes, uno en el barrio de Santa Marta, en Lomas de Zamora, y el segundo en Temperley, en el barrio de San José. La permanencia la va dando el mismo grupo y de esa demanda se van desprendiendo otros proyectos”, sostiene Vega.