Una interna sindical provocó caos de transporte con el paro de subtes


El paro de subterráneos generó ayer un caos de transporte en la Ciudad de Buenos Aires, con congestionamientos de tránsito, colectivos y trenes abarrotados, y usuarios que reclamaban por las demoras desde la mañana, pero en especial en las horas pico de traslado. Miles de personas, que habitualmente se movilizan en subte se vieron obligadas a optar por medios de transporte alternativos para llegar y regresar de sus lugares de trabajo, luego de que trabajadores de la empresa Metrovías -concesionaria del servicio- declararan una huelga en reclamo de mejoras salariales y en disidencia con la conducción de la Unión Tranviarios Automotores (UTA), que habían aceptado el 20 por ciento de aumento ofrecido para los trabajadores del sector en el Ministerio de Trabajo.

A última hora de ayer, el cuerpo de delegados de subterráneos decidió levantar la medida a partir de esta medianoche, al cumplirse las 24 horas de su inicio, y que afectó las cinco líneas y el Premetro.

Los representantes de base ofrecieron una conferencia de prensa en la estación Constitución de la línea C, donde señalaron que en las asambleas que realizarán hoy en las cabeceras se decidirá la continuidad del plan de lucha para la semana próxima.

Por su parte, los dirigentes de la UTA aseguran que el acuerdo alcanzado -al que las bases no adhieren- contempla la recategorización de todo el personal , el aumento del plus por antigüedad y de los viáticos y un salario por todo concepto para el peón de 2.600 pesos, para el conductor especializado de 4.300 y de 3.300 para el boletero.

El miércoles se produjeron graves enfrentamientos en la sede laboral de la avenida Callao al 100 entre los representantes de base y los dirigentes de la UTA, que desembocaron en el traslado del delegado Néstor Segovia al hospital Ramos Mejía.

La interrupción del subterráneo intensificó el tránsito habitual de la ciudad y afectó tanto a sus usuarios -que debieron movilizarse en transportes alternativos-, como a los que utilizan colectivos o viajan en automóvil. Coches particulares y taxis circulaban "a paso de hombre" y quienes tomaron colectivos formaban interminables hileras, sobre todo en las terminales de Constitución, Retiro y Once, y algunos que sólo debían trasladarse unas decenas de cuadras para tomar el tren decidieron hacerlo a pie, ya sin apuro.

"El mal humor de la gente se sintió sobre todo cuando las filas alcanzaron más de cien metros entre las 7 y las 9 de la mañana", dijo un inspector de la línea 9, en la parada de ese colectivo en la estación Constitución. Las avenidas que conducen al centro porteño quedaron colmadas por miles de vehículos de todo tipo, entre los cuales también circulaban peatones -casi a la misma velocidad- que mientras avanzaban hacia sus trabajos buscaban la posibilidad de treparse a un colectivo o un taxi.

"La avenida Belgrano parecía, a las 8.30, una procesión de autos y de gente" dijo Mónica, una mujer que compartió el taxi con un joven para que se les hiciera más barato el viaje, que duró una hora entre Parque Centenario y Congreso.

En la estación Plaza Constitución, personal de Infantería custodiaba el lugar, donde el martes último se registraron disturbios por la suspensión del servicio de trenes de la línea Roca.

Al mediodía, un grupo de delegados de los trabajadores de Metrovías leyó un comunicado y anunció la continuidad de la medida, que se levantó a la medianoche.

No obstante, alrededor de las 15.30 la empresa informó que abría un servicio reducido entre las estaciones Plaza Miserere y Plaza de Mayo, pero la formación -conducida por personal jerárquico- circuló con una demora de media hora, no se detuvo en todas las paradas y pocos pasajeros la abordaron.

Pasadas las 18, la gente empezó a salir del microcentro y de Puerto Madero, zona de oficinas y dependencias administrativas, y las colectivos volvieron a atestarse. Las paradas de colectivos que circulan en paralelo a la línea A -que une Plaza de Mayo y Primera Junta y pasa por Plaza Miserere, un punto neurálgico del transporte metropolitano- se llenaron de gente que esperaba, en hileras de hasta 30 personas, la llegada del colectivo. La avenida Rivadavia también se congestionó: en el cruce con la calle Pasco se estacionaron "combis" privadas que ofrecían viajes a la zona sur del conurbano bonaerense, por tres pesos.

Los inspectores de varias líneas de colectivos que levantan pasajeros en Constitución coincidieron en que la inclusión de refuerzos al cronograma habitual sirvió para disminuir los efectos del paro, pero dijeron que igualmente la plaza fue "un caos de gente".

"Viajamos muy mal en el tren, porque muchos pasajeros que normalmente empalman con la línea D de subtes para llegar al centro, esta vez siguieron hasta Retiro", comentó un empleado bancario visiblemente ofuscado. Otro pasajero, que viaja todos los días en tren de Florida a Retiro, señaló que a las 8.30 las paradas de colectivos frente a la terminal porteña de la línea Mitre estaban colmadas de gente y coincidió en que el aire "se cortaba con tijera".