Vecinos de Llavallol exigen el desmantelamiento de una antena


Vecinos de Llavallol se reunieron ayer por la mañana en la intersección de las calles Seguí y Bahía Blanca para expresar su preocupación por la torre de telefonía celular que instalaron hace un mes en el lugar y estiman que se pondría en funcionamiento dentro de pocas semanas. Los residentes de la zona, que se oponen al funcionamiento de la antena, asistieron a una asamblea informativa para “evacuar dudas” y “fijar los pasos a seguir”, y aseguraron que todos tienen un mismo interés en común que es el de “evitar las enfermedades que ocasionan las antenas”.

“Estamos muy intranquilos porque nadie avisó ni consultó a las personas que vivimos aquí si estábamos de acuerdo con esta medida”, remarcaron los presentes en la charla quienes afirmaron que llevarán su lucha hasta “las últimas instancias”.

“Exigimos que saquen la antena porque vimos que se realizaron numerosas investigaciones que señalan a este tipo de edificaciones como causantes de enfermedades como leucemia y cáncer, y no queremos que nos pase eso a nosotros también”, resaltó Mariana Soto, vecina que indicó que la sensación que se apoderó del barrio en cuanto vieron la torre fue de “miedo total”.

“Ni siquiera conocemos a que compañía pertenece, hay una desinformación muy grande y esperamos que los dirigentes escuchen nuestros pedidos y nos den una solución”, aseveró.

Los damnificados juntaron cerca de 500 firmas y abrieron un expediente en el municipio local y otro en el Concejo Deliberante lomense en el cual se tratará el tema el próximo 13 de junio.

“Ya se realizaron los estudios y no queremos ser otras víctimas de la falta de control. Además todavía estamos a tiempo de impedirlo porque Edesur no realizó las tareas para que tengan luz”, indicó Osvaldo Peluso mientras observaba la torre con indignación y manifestó que todos los vecinos están muy preocupados y pretendemos respuestas en el acto.

En el lugar se repartieron panfletos que anuncian que en Buenos Aires “hay cerca de 1.500 antenas transmisoras de telefonía con dudosa habilitación y muy poco control de parte del Estado”.

“Aunque la edificación fue realizada en un terreno privado que pertenece a un corralón, los ciudadanos tenemos derecho a protestar porque vimos que en todos los lugares que las colocaron las están intentando sacar, porque a pesar que desde las empresas garantizan que no producen ningún daño sabemos que eso no es cierto”, remarcó enojada Andrea Fellet, vecina que consideró que los problemas en la salud no aparecen “de un día para el otro” sino que es algo “silencioso y paulatino”.

Según indicaron los presentes, los vecinos se agruparon de manera “inmediata y solidaria” porque no entendían cómo no habían llamado a un consenso vecinal.

“La torre ni siquiera tiene número de expediente ni tampoco cartel y en los países del primer mundo ya no las colocan en zonas urbanizadas porque ante la duda es preferible no hacerlo, pero en la región eso no se evalúa”, concluyeron las personas que realizaron una pintada en contra de la instalación en la que comparaban a la antena con la llegada de la muerte.