¡Ahí vamos!, lo nuevo de Cerati


La salida de "Ahí vamos!", el nuevo disco de Gustavo Cerati, es una buena noticia para el rock local, porque significa que la canción ha recuperado a uno de los más brillantes compositores de la generación de los ’80, con una producción en la que la guitarra vuelve a ser el instrumento vector de la música del ex Soda Stereo.

Con la idea de recuperar un perfil más rockero y cancionero, Cerati decidió ampliar su círculo de colaboradores y al reunirse con Richard Coleman recuperó una dupla que en los ’80 amenazó con ser notable. Coleman compuso, en "Ahí vamos!", junto a Cerati las letras de cuatro canciones, "Uno entre 1000", "Caravana", "Dios nos libre" y "Jugo de Luna", y tocó la guitarra en otro par, pero además integrará la banda que acompañará al ex Soda Stereo en la presentación del disco. "Ahí vamos!" implicó una reunión de tres de los miembros originales de Fricción ya que a Cerati y a Coleman se les unió Fernando Samalea aportando su batería en varias canciones, rol que ocupará en las presentaciones del disco. Además en el disco participaron Fernando Nalé, bajista de la banda solista de Cerati, Leandro Frescó, en teclados y sintetizadores, Pedro Moscuzza y Emanuel Cauvet en batería. Las coristas Lucía Gasparini y Paula Zotalis aportaron color en un disco que fue coproducido por Tweety González y en el que Cerati convocó a Bolsa González, baterista de Pappo, a tocar en dos canciones. El lanzamiento "Ahí vamos!" fue apoyado con la difusión de la balada "Crimen", en la que un piano "lennoniano" aportado por Tweety González le permite a Cerati saldar cuentas con su ex amor Déborah de Corral. Así como lo hizo con su ex esposa, la chilena Cecilia Aménabar en la canción "Karaoke" del disco "Siempre es hoy", ahora le toca a De Corral pagar las facturas que su ex amante le pasa en "Crimen". El disco arranca con "Al fin sucede", una canción en la que la melodía y la densidad de las guitarras anuncian el inicio de una nueva era en la carrera de Cerati, y el aire más pop del mejor aparece con "La excepción". En esta canción, Cerati propone "hacer la excepción de estirar la cuerda y que durar sea mejor que arder", casi oponiéndose al axioma rockero de "arder antes que desvanecerse". Y la densidad rockera se hace presente en "Uno entre 1000", primera canción compuesta por la dupla Cerati-Coleman, en la que el Bolsa González aportó un sonido durísimo de batería, sorprendiendo a oídos poco acostumbrados y prejuiciosos. Y Cerati hace honor a los invitados, cantando entre susurros, eso de "cuando lo crea oportuno, abrir, abrir un hueco en el futuro, fundir, fundir un sueño mi sueño con el tuyo", en un estribillo épico. En esa canción Coleman coló el arsenal sónico de su guitarra y comparte las responsabilidades de solear con Cerati. Y el siniestro funky de "Caravana" merece los cuatro minutos que dura solo por la frase:" hay que cerrar los ojos para poder ver, el diablo no es más que un ángel con ansias de poder". Amén de cierto sonido que puede emparentarse con los mejores discos de Soda Stéreo como "Signos", "Canción Animal" y "Dynamo", Cerati deja aparecer a otra influencia, la de Luis Alberto Spinetta. Sólo Spinetta y Cerati pueden componer canciones que lleven títulos como "Un lago en el cielo" o "Jugo de Luna", y que la primera incluya frases como "sé por tus marcas cuanto has amado más de lo que prometiste", mientras Cerati y sus socios entregan una de las mejores canciones del álbum. Un párrafo merece la gema pop "Adios" compuesta por Cerati y su hijo Benito, de 12 años, cuya letra tuvo un ida y vuelta entre ambos hasta que frases como "separarse de la especie por algo superior no es soberbia, es amor. No es soberbia, es amor, poder decir adiós es crecer". Y más densidad rockera llega de la mano de "Y Dios nos libre", -otra letra de autoría compartida con Coleman- en la que Cerati suena tan sucio como nunca y entrega un solo cargado de acoples, mientras la canción habla de pecadores que se suben a "los excesos de este amor y tal vez veamos la revelación. Dios nos libre de rogar por más". El deseo ha sido un componente clave de sus canciones y vuelve a ocupar ese rol en "Otra piel", una preciosura pop, acompañado de exquisitos arreglos de sintetizadores, el ex Soda canta "me contengo de amarte, hasta volverte a ver". Y las guitarras vuelven a aparecer en "Médium", donde Cerati y Coleman aportan un sonido grandioso de las guitarras, mientras la letra habla de alguien que "está condenado a errar de amor en amor". Y el disco cierra con la última canción compuesta durante los ensayos "Jugo de Luna", un canción metafísica a medio tempo, a la que Cerati le agregó voces y letra, cinco días antes de imprimir los cd’s y eso no se nota y embellece al track.