Cuando el estrés laboral y social conspiran, comienzan a aparecer sÃntomas de estados depresivos que, de un momento a otro, se transforman en una especie de euforia repentina. Esto forma parte de una patologÃa que se conoce como trastorno bipolar, una afección que ataca a la actividad cerebral reguladora del estado de ánimo.
El malestar afecta al 5 por ciento de la población y, por lo general, es padecido por aquellas personas que “tienen tendencia a la depresión y al pesimismo”. La patologÃa es atribuida al estrés laboral, que hace referencia al trabajo en exceso y sobre exigente, o al estrés social.
Según los especialistas, es una enfermedad que contiene ciclos marcados. Uno que consiste en etapas depresivas, en las que los afectados se encierran en sà mismos y otro que se basa en repentinos ataques de euforia.
En diálogo con Info Región, el jefe de la unidad de Salud Mental del hospital Gandulfo, Adrián Trezza, manifestó: “Es una enfermedad que aparece eventualmente. Si bien puede manifestarse entre los quince y veinte años, en general su diagnóstico firme se realiza después de los 25 años. En muchos casos, las conductas adictivas son factores de alta incidencia en una aparición más temprana, como también la presión social generada por la desocupación o el estrés laboral”.
“En Argentina no hay estadÃsticas oficiales, pero se dice que entre el 3 y el 5 % de la población la padece, aunque en muchos casos no es diagnosticada como tal hasta mucho tiempo después de manifestar sus primeros sÃntomas”, detalló el profesional.
Si bien la afección no es padecida por un número alarmante de personas, en estos dÃas se considera como una de las enfermedades “en crecimiento” debido al contexto social y a las presiones en las que el sujeto se ve implicado en la vida diaria.
“El trastorno bipolar es un trastorno del estado de ánimo que está conformado por depresiones. Se tiende a tener un humor bajo y luego a pasar a etapas de expansividad, que implican sentirse muy bien conectados con el cosmos”, comentó a Info Región Francisco Palacin, miembro titular de la Asociación de Terapeutas Cognitivos.
Según explicó, en esta última etapa los casos se caracterizan por un episodio manÃaco que consiste en “hablar más de lo habitual y dormir menos de lo normal”. “Con sólo cuatro horas de sueño se sienten bien”, aseguró. Además, en vez de dormir, estas personas suelen realizar tareas para recrearse, como pintar, limpiar o arreglar la casa. Se irritan fácilmente si se les lleva la contra y realizan acciones intencionadas en busca de placer a pesar de que los sitúen en situaciones de vulnerabilidad.
“A pesar de que se lo considera un problema, el paciente que padece trastorno bipolar no se deteriora, sino que es inteligente y altamente productivo” , apuntó Palacin.
Es por eso que quienes consultan no son los pacientes, que suelen tolerar estos sÃntomas, sino sus allegados, que suelen tener dificultades para tratar con estas personas debido a su alto grado de irritabilidad.
Respecto al tratamiento, los especialistas indicaron: “Una vez diagnosticado, el tratamiento se propone disminuir la aparición de los extremos propios de la enfermedad con la indicación de fármacos y psicoterapia”.
Pero ¿cuál es la diferencia con la depresión clÃnica? “Este caso serÃa un trastorno unipolar, es decir no se alterna. En el bipolar hay una depresión franca pero con episodios manÃacos y en la depresión el padecimiento del paciente está en relación a su desinterés por el medio y el progresivo abandono de sus actividades, que lo llevan al extremo de no asearse, querer morirse e incluso tener conductas suicidas”, apuntan.