“Memoria, verdad y Justicia”, emblema en el Pozo de Banfield


De manera tímida, y hasta temerosa, el sol se cuela entre las rejas de las ventanas y calabozos del ex centro clandestino de detención ubicado en la calle Vernet al 1200, más conocido como “El Pozo de Banfield”. Las atrocidades que sufrieron los jóvenes que han pasado por allí, secuestrados durante la última dictadura militar, quedaron gravadas en cada uno de los rincones del lugar y permitieron que se asiente un registro latente en la memoria de todos los argentinos: el del terror instalado por esa época de plomo, quizá la más sangrienta que haya vivido la historia del país.

En marzo se cumplieron 32 años del Golpe militar que puso en funcionamiento más de 500 centros clandestinos en todo el país. Y esta semana un nuevo aniversario de la trágica Noche de los Lápices, que ocurrió también en 1976, cuando un grupo de jóvenes militantes fueron secuestrados por pedir el boleto estudiante en La Plata. Por eso, la secretaría de Derechos Humanos de la Provincia instaló un monumento en “El Pozo de Banfield” con las palabras “Memoria, Verdad y Justicia”, en el mismo lugaron adonde fueron llevados los jóvenes hace 32 años.

En tanto, la figura no sólo mantendrá vivo el recuerdo de aquellos que estuvieron cautivos en uno de los puntos de represión más atroces de Argentina, sino que también posibilitará que muchos vecinos de la zona puedan identificar fácilmente un establecimiento que durante años trabajó en la sombra.

“La señalización de este centro de detención es sumamente importante porque significa que estamos rescatando algo de la historia y del horror que generó el terrorismo de Estado. En este lugar había más de 300 militantes populare y también fueron alojados aquí, los chicos de la Noche de los Lápices. Estos jóvenes no sólo luchaban por un boleto estudiantil, sino que exigían un país mejor, con menos hambre, con más trabajo. Estamos seguros que nuestra tierra se habría forjado de otra manera si ellos aún estuviesen entre nosotros”, señaló en diálogo con Info Región Sara Derotier de Cobacho, secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires y miembro de la agrupación Madres de Plaza de Mayo. Y resaltó: “Los militares no nos querían organizados, es por eso que se llevaban a nuestros hijos. En el Pozo de Banfield los bebés recién paridos fueron arrebatados de los brazos de sus madres, les robaron la identidad. Tenemos que acordarnos de los rostros de los desaparecidos, sus ideales y de hasta el vino que más le gustaba, porque esa es la única manera de que nadie los olvide”.

En las manos de muchos de los presentes se podían observar lápices con boletos atados en sus puntas, que evocaban al secuestro y desaparición –entre el 16 y 19 de septiembre de 1976- de Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ángel Húngaro, Daniel Racero, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz, Patricia Miranda y Emilce Moler.

Además, el relato de personas que sobrevivieron a los secuestros enriqueció aún más el encuentro, ya que brindaron escalofriantes anécdotas que tienen todas como eje central un mismo tema: “el miedo y la lucha por un futuro más próspero”.

“Tenemos que reconstruir todo lo que pasó y eso se trabaja pura y exclusivamente con la memoria. Es por ello que no puede haber ningún ciudadano de este país que diga que no sabe qué sucedió durante la época de terrorismo de Estado. En este centro de detención clandestino nos torturaron, nos violaron, mataron y se apropiaron de los hijos de nuestras compañeras. Pasamos noches de horror, frío, pánico y lo único que deseamos es que cada uno de los que nos hicieron eso paguen por sus actos”, sentenció Eva Oriffici, una de las tantas mujeres que estuvieron detenidas en el Pozo de Banfield.

Además, solicitaron a la Justicia “penas más severas para los represores” y que cumplan “condenas en cárceles ordinarias”.

“Nosotros somos más humanos que ellos porque les estamos dando la posibilidad de ser juzgados frente a la Justicia y no los torturamos como hicieron con nosotros. En este momento los jueces tienen que ponerse los pantalones largos para poder buscar datos sobre nuestros amigos que permanecen desaparecidos”, sentenció Oriffici, en diálogo con este medio.

En ese sentido, desde la Secretaría que llevó a cabo el acto, prepararon un audiovisual con el testimonio de decenas de adolescentes que se manifestaron a favor de los derechos humanos y también presentaron un repertorio musical a cargo de Verónica Candomí.

Por otro lado, muchos de los presentes observaban con nostalgia los recovecos de la institución y expresaron a Info Región los sentimientos más profundos que les despierta el siniestro lugar.

“Mi hija pasó por tres espacios antes de que le perdamos el rastro por completo. Este Pozo fue el segundo centro de detención en el que estuvo y cuando ingresé sentí escalofríos por todo el cuerpo. Mi chiquita pasó noches enteras en este sitio y, por testimonios que han declarado en la causa, sé que la han golpeado hasta el cansancio. Yo sé que aquí no puedo encontrar absolutamente nada perteneciente a ella, pero cada vez que vengo, busco en los rincones algo que me lleve a reencontrarme con mi nena”, narró con espanto Alba Martino, Madre de Plaza de Mayo, línea fundadora y mamá de Graciela Pernas, desaparecida durante la dictadura.

Con el Pozo de Banfield a sus espaldas, los familiares de víctimas de la represión y sobrevivientes volvieron a exclamar Justicia: “30.000 desaparecidos. Presentes, ahora y siempre”.