Prometieron una vivienda a la mujer que decidió alquilar su vientre


Luego de que Silvia Malacari diera a conocer que iba a utilizar su propio cuerpo para mantener a sus ocho hijos, un abogado y su pareja aseguran que le ofrecerán solución a su problema y le darán una casa. Así podrán cumplir su sueño de ser padres

Junto a su marido, tomó la decisión de "ayudar a otra familia que no puede tener un bebé" a cambio de una casa. "Mi esposo aceptó y dijo que no iba a haber reproches. También lo entendieron los chicos", aseguró Silvia Malacari, quien publicó un aviso en internet.

La mujer de 33 años está desesperada por darles a sus ocho hijos una "vivienda digna". Lucha desde hace años por un hogar y, ante la apatía del Estado, decidió alquilar su vientre.

El caso fue dado a conocer por Diario Popular y Silvia Malacari ya tuvo un ofrecimiento concreto. Alberto Víctor Domínguez, un abogado de 48 años y su mujer buscan desde hace 14 años tener un hijo.

Según relató la pareja, en este tiempo tuvieron distintas trabas para poder adoptar un bebé y la mujer se sometió a diferentes tratamientos de fertilización, que terminaron con la extirpación de su útero. Por eso, cuando conocieron el ofrecimiento de Malacari, vieron una posible solución para poder concretar sus anhelos.

"Más allá de que podamos llegar a un entendimiento, quiero donar una casa para que esta mujer no se exponga más y pueda darle un techo a su familia. Y además, espero que comience a debatirse el tema y se entienda la necesidad de que haya una ley que regule esta práctica", manifestó Domínguez.

El letrado puso en evidencia el vacío legal que existe sobre el tema del aquiler de vientres en nuestro país. Es una práctica, que termina haciéndose en forma clandestina y sólo depende de la voluntad de ambas partes.

"Es necesario que el Congreso discuta la creación de un contrato de locación de vientre y que además flexibilice las leyes de adopción, un sistema perverso que obliga a muchas parejas a recurrir a maniobras clandestinas en el interior", agregó Domínguez.

"Estamos endeudados, encima la casa en donde vivimos está por ser vendida", explicó sobre la casa en San Miguel que le prestan familiares de su esposo."La situación no da para más", expuso Malacari. Desde que se conoció el caso, el Ministerio de Desarrollo Social se comunicó con la mujer y le ofreció ayuda económica, que ella rechazó. "No quiero ningún tipo de ayuda gubernamental", expresó.

Silvia lamenta que sus hijos no tengan un hogar. Está angustiada porque ya los tuvo que cambiar de colegio unas siete veces. Tiene niños entre 2 y 15 años,

"Por mis chicos estoy dispuesta a todo. Necesito darles un techo seguro", reconoció. "Soy conciente de los riesgos para mi salud y estoy dispuesta a enfrentarlos".

Silvia vende bolsas de madera y manualidades a negocios y shoppings. Mientras que su esposo es pintor. "Nunca tuvo un trabajo fijo. Hace changas", reconoció. "No es una mala acción y de esta forma ayudo a otra familia que no puede tener un bebé. Doy la posibilidad de crear una vida", sostiene Silvia.