Un vecino de Adrogué festejó sus 102 años


Como todos los años, el abuelo Saturnino Silva celebró ayer su cumpleaños. El festejo se realizó a lo grande ya que las velitas que sopló en esta oportunidad fueron ni más ni menos que 102. Su familia, amigos y vecinos se encargaron de prepararle una fiesta en la que no faltaron las gaseosas, la comida casera y una gigantesca torta para poder ubicar las 102 velas que brillaron al momento de cantarle el feliz cumpleaños.

Saturnino nació el 27 de noviembre de 1905 en Adrogué, donde vivió, se crió y reside en la actualidad. Los antiguos barrios del distrito de Almirante Brown formaron parte de su infancia y aún siguen plasmados en su memoria. Las extensas calles de tierra, la arboleda a los costados de las viviendas y los amigos del barrio marcaron sus días.

El abuelo es uno de los vecinos más queridos del barrio. Según sus familiares, todos los días saluda, desde su ventana, a los vecinos que pasan por su puerta.

Con gran lucidez y entereza física, Saturnino le contó a Info Región que durante su vida se dedicó "a la carpintería, a armar televisores después de haber hecho el curso en el Centro Argentino de Televisión y a tocar el violín”.

“Trabajé durante toda mi vida. Me dediqué a la carpintería y a la música, tocaba el violín. Con mi banda nos presentábamos en todos los lugares a los que nos llamaban y también en las fiestas familiares”, sostuvo el hombre, padre de dos hijas a las que también crió en el barrio de Brown.

Por supuesto que hace unos años la familia se agrandó y hoy Saturnino tiene tres nietos y cuatro bisnietos que se encargan de alegrarle la vida "con una sonrisa, un chiste y hasta con un simple ’cómo estás abuelito’" todas las mañanas, relata.

Si bien sus nietos aseguran que el abuelo no es amante de las fotografías ni de las entrevistas, apuntaron que no querían dejar pasar otro año más sin que los ciudadanos del distrito conocieran a Saturnino, que apenas parece acabar de cumplir los ochenta.

Vivió bajo el mando de distintos gobiernos, votó en decenas de elecciones, atravesó inflaciones y bienestar económico y hasta fue testigo de las dos históricas nevadas que cayeron en Buenos Aires.

De repente la casa se llenó de alegría, los familiares comenzaron a llegar y sorprendieron al abuelo, que no se imaginaba que su rostro se haría conocido en la región a sus 102 años. “Y... estoy un poco grande”, bromea al ser consultado sobre cómo se siente cumplir un año más.

Entre los recuerdos más frescos, Saturnino tenía presente sus días en los tablones de Brown de Adrogué, donde se disputaban los clásicos con su archirival, el Nacional, que con los años dejó de existir.

Además, recordó viejas escenas que tenían lugar en el distrito, como la llegada al barrio del lechero, que venía con la vaca a cuestas y la ordeñaba a pedido de los vecino. “Yo iba con mi botella, le pedía la leche y te la sacaba de la vaca”, relató el abuelo entre risas.

“Adrogué era diferente”, comentó al tiempo que en su retina se proyectaban las calles de tierra, los empedrados y los escalones de la vieja estación de tren, entre otras cosas que recordó con nostalgia.