A 45 años de la “Misión Argentina” en Nurburgring


Hoy se celebran los 45 años de la épica “Misión Argentina” en Nurburgring, Alemania, donde los tripulantes del Torino culminaron cuartos en la mítica carrera. Uno de los tres Torino Coupé 380 W, que corrió las 84 Horas de Nurburgring de 1969, terminó cuarto pero pudo haber ganado ya que fue el que más vueltas dio, pero fue penalizado por paradas en boxes. Se trató del Torino Nº 3, conducido por el sanjuanino Eduardo Copello, el azuleño Oscar Mauricio Franco y el porteño Alberto “Larry” Rodríguez Larreta, el único auto nacional que finalizó la extenuante prueba. El auto Nº 1 lo tripularon Rubén Luis Di Palma, Oscar “Cacho” Fangio y Carmelo Galbato, en tanto que el 2 fue comandado por Jorge Cupeiro, Gastón Perkins y Eduardo Rodríguez Canedo.

La preparación

La “Misión Argentina” comenzó a gestarse en el verano de 1969, y fue el quíntuple campeón mundial de Fórmula 1, quíntuple campeón Mundial de Fórmula 1 Juan Manuel Fangio, el genio inspirador y, posteriormente, el director del equipo. El Chueco le comentó la idea a Oreste Berta, quien inmediatamente comenzó a trabajar en su taller de Alta Gracia, Córdoba, y sumó al diseñador Heriberto Pronello al proyecto.

Las tres máquinas, más un muleto, fueron preparadas en la Docta, con el apoyo de Industrias Kaiser Argentina (IKA), que había lanzado el Torino al Turismo Carretera en 1967 y ganó en el debut de la mano de Héctor Luis Gradassi.

A poco menos de un mes de partir la delegación a Alemania, el balcarceño Juan Manuel Bordeu (capeón de TC en 1966), se accidentó en la vuelta de Córdoba, y fue reemplazado por Oscar Mauricio Franco.

Desembarco en Alemania

El 1 de agosto los Torino llegaron al puerto de Hamburgo, y cuatro días después comenzaron las pruebas en la “Selva Negra” de Nurburgring, con sus 27 kilómetros de extensión y 176 curvas.

Deterioro del auto muleto, desconocimiento del trazado de los pilotos, problemas con pastillas de frenos, que no duraban más de cuatro vueltas, y Fangio que manda a fabricar unas especiales a Inglaterra, fueron algunos de los primeros obstáculos.

Los tres Torinos arrancaron muy bien la prueba el 20 de agosto, e incluso uno llegó a estar en la punta, pero los despistes del Nº 1 y 2, motivaron los sendos abandonos.

No se podía perder mucho tiempo en la reparación y los pilotos debían trabajar de mecánicos, y Fangio cantando tangos les decía cómo hacer los arreglos en los autos, y la hazaña, que de no haber sido penalizado el Torino 3 por altos decibles de su caño de escape, hubiese ganado la prueba, pero igual fue heroico.