Ingresaron a la localidad luego de tres semanas de ofensiva que dejó cientos de muertos y casi 200.000 desplazados.
Desesperados, miles de kurdos se manifestaron en Turquía y los principales países de Europa para exigir ayuda para Kobani, protagonizando enfrentamientos con la policía turca que dejaron un muerto e irrumpiendo en el Parlamento Europeo en Bruselas y ocupando pacíficamente el de Holanda.
En Alemania, donde vive la comunidad kurda más grande de Europa occidental, unos 600 kurdos protestaron en Berlín y decenas más en otras ciudades del país, y también hubo manifestaciones frente al Parlamento de Francia y a la embajada estadounidense en Chipre, así como marchas en Austria, Suecia, Noruega y Finlandia.
Desde Nueva York, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, urgió a la comunidad internacional a que actúe ya para salvar al enclave kurdo, en medio de temores a que el EI masacre a los civiles que aún permanecen en la ciudad.
La caída de Kobani marcaría una gran victoria no sólo estratégica para el EI, permitiéndole consolidar el control de extensos territorios en Siria e Irak, incluyendo algunos que tocan la frontera turca, sino también anímica, por haber logrado desafiar una campaña de ataques aéreos de Estados Unidos y países aliados.
Yihadistas tomarán una estratégica ciudad fronteriza siria
