Se quiso parecer a Hulk y casi le amputan los brazos


El hombre estaba obsesionado con tener músculos más grandes en sus brazos. Para eso, se inyectó un aceite que terminó solidificándose en su cuerpo.

Había dos opciones: quitar ese Synthol o amputarle los brazos. La decisión fue la de limpiar la zona afectada, y hoy Romario Dos Santos puede vivir una vida completamente normal y disfrutar de su hijo.

Su explicación. "Vi a algunos compañeros en el gimnasio con unos brazos enormes y empecé a entablar amistad con ellos. Al poco tiempo, me hablaron del Synthol", dijo, aludiendo al aceite que ayuda a la formación de masa muscular.

Sus bíceps pasaron a medir unos 64 centímetros y la adicción se hizo notar. No podía dejar de inyectarse la sustancia y hasta llegó a afectar su mente. De hecho, contó que cuando su mujer estaba embarazada de seis meses, el joven intentó suicidarse.

"Cuando vio lo que me sucedía, el médico me dijo que tendrían que amputarme los dos brazos. Mis músculos empezaron a solidificarse hasta tal punto que no podía inyectarme nada en los brazos. Eran como rocas. Me tuve que comprar agujas especiales usadas en toros para poder seguir inyectándome Synthol", añadió.

Hoy, el mensaje es claro: "Simplemente no vale la pena", explicó.