Embotellamientos y frenadas complican el tránsito en La Noria


Desde hace tres meses, los miles de vecinos que todos los días utilizan los servicios de transporte público de Puente La Noria, en Ingeniero Budge, gozan de las nuevas instalaciones de la terminal de ómnibus, con flamantes dársenas y un incipiente centro comercial. Sin embargo, el retraso de los trabajos de construcción del distribuidor que conectará la autopista de Camino Negro con la avenida General Paz complica el panorama.

Las obras, que comenzaron en 2013, tienen como fin descongestionar el tránsito por medio de un aliviador que evitará que los ochenta mil vehículos que circulan diariamente por la zona deban converger en la rotonda que distribuye el tráfico hacia Lomas de Zamora y Capital Federal. Lo cierto es que, hoy, generan el efecto contrario: complican no sólo a conductores sino también a usuarios de transporte público, que deben soportar interminables embotellamientos en horas pico, la reproducción de bocinazos en cadena y maniobras viales riesgosas.

“Transitar por ahí antes de las nueve de la mañana o después de las 16 se vuelve imposible. Vas a paso de hombre porque las obras lo ocupan todo. Espero que se terminen pronto porque así no se puede más. Tengo que salir dos horas antes para llegar a mi trabajo”, apunta Ricardo (38).



Se extendió el plazo. Si bien estaba previsto que el distribuidor se inaugure a mitad de este año, las tareas se demoraron. En diálogo con Info Región, el jefe de Gabinete municipal, Guillermo Viñuales, apuntó que “antes de fin de año” se contará con la nueva vía.

“La obra es compleja y por ello continúa a pleno ritmo”, advirtió a este medio y aseguró que “ya pasó la peor parte” de los trabajos, los cuales –según estimó- se completarán “antes de fin de año”. No obstante, aún no hay una fecha tentativa para su inauguración.



Una zona conflictiva. Si hasta hace dos años transitar por Puente La Noria, límite entre la Ciudad y la Provincia, resultaba complicado, hoy es casi una odisea con motivo de la reducción de calzada producto de las obras. El importante caudal de tránsito que confluye en la rotonda responde a vehículos que circulan en ambos sentidos de la ribera del Riachuelo, convirtiendo a esta construcción vial en un embudo.

A esta situación se suman los inconvenientes que provoca el tránsito de colectivos, que salen y entran de la terminal de La Noria y que, necesariamente, deben atravesar la rotonda. El embotellamiento provoca a diario demoras de hasta una hora y media y largas filas de autos que esperan para dirigirse de un lado a otro

Marcelo es usuario de la línea 28. Todos los días viaja hasta la intersección de la avenida Alberdi y General Paz, del lado de Provincia, en La Matanza, donde trabaja como empleado. Hace siete años que se acerca a Puente La Noria para partir hacia allí. “La cosa cambió. Desde que están con la obra se tardan unos 20 minutos más. Espero que cuando terminen se pueda viajar más rápido”, anheló.

“Desde que empezó la obra se tarda más”, coincidió María Méndez, que toma el 318 todas las mañanas para viajar hacia su empleo, en el centro de Lomas. “A veces tarda tanto que tengo que tomar un remís ‘trucho’ que funciona a la vuelta”, afirmó la vecina y advirtió que antes demoraba entre 25 y 30 minutos en llegar. “Ahora tardo una hora”, le aseguró a este medio. “Estoy cansada de no poder viajar. Antes me levantaba a las 6 para ir a mi trabajo y ahora me despierto a las 4 y media por culpa de una obra que no se termina”, lamentó.

Rubén, en tanto, sufre los inconvenientes en su puesto de trabajo. Es que es chofer de la línea 405, que va desde La Noria hacia Lanús. En cada uno de los recorridos sufre el embotellamiento que, según asegura, “se intensifica en las horas pico”. “Desde las 16:30 hasta las 20 es imposible”, advierte.

“Los inicios de recorrido se demoran entre 4 y 5 minutos”, admitió Sebastián, inspector de la línea 318.