El informe de la UCA habla de 10 millones de personas con problemas de empleo


“En el actual escenario político del país resulta imprescindible hacer un balance realista orientado a entender cabalmente cuál es el punto de partida en materia de deudas sociales que debe afrontar la nueva administración. Por supuesto, es también fundamental que la ciudadanía logre discriminar los efectos sociales que generan las nuevas decisiones de aquellas condiciones –tanto positivas como negativas- que forman parte de una herencia del pasado”, asegura el informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) sobre la evolución del mercado de trabajo desde 2010, que advierte que "más de 10 millones de personas sufren problemas de empleo".

“Entre 2010 y 2015, el empleo total se expandió 8% pero se incrementó sólo 3% la cantidad de puestos de trabajo con empleo pleno de derechos, disminuyó en 5% el número de empleos precarios y aumentaron 80% los ocupados en subempleos inestables. Este fuerte incremento, originado principalmente por las políticas de empleo contra cíclicas de generación de puestos de trabajo transitorios, fue el que limitó los niveles de desocupación en un contexto de falta de inversión productiva y de ausencia de creación de empleo genuino”, remarca el texto, y apunta: “A finales de 2015, 59,5% de los hogares poseía un jefe con empleo pleno, jubilado o con rentas holgadas, mientras que 20,8% de los hogares percibía algún plan de ayuda familiar y 19,5% no poseía ninguna cobertura social o dicha cobertura era deficiente. En este contexto, el 57,4% de la población económicamente activa – 3 protegidos o no- residían en hogares relativamente incluidos a la seguridad social (11,1 millones); el 22,4% a hogares sin cobertura o con cobertura deficiente (4,3 millones); y el 20,2% a hogares protegidos por programas sociales o ingresos insuficientes de la seguridad social (3,9 millones)”.

Informe de la UCA 2010-2015 by Info Región



Aclara que “la situación actual es diferente a la del momento en que se relevaron los datos del año pasado”. “Esta nueva etapa está signada tanto por expectativas positivas como temores y preocupaciones. Esto ocurre en el marco de un conjunto de medidas que enfrentan el desafío de ordenar los desajustes macroeconómicos dejados por la administración anterior, así como también crear las bases para un nuevo modelo de desarrollo de más largo aliento”, apunta.

“Los indicadores de éxito de este modelo deberían dar cuenta en el mediano plazo de una mayor estabilidad económica, menores regulaciones comerciales, crecimiento de las inversiones, mayor participación del país en el comercio mundial, fuerte creación de nuevos empleos de calidad, efectiva reducción de la pobreza, entre otros horizontes sociales, todo lo cual supone una especial confianza en el derrame que puedan generar los mercados sobre los segmentos más informales de la economía y los sectores más vulnerables de la sociedad. En ese marco, sin duda, los desajustes estructurales acumulados constituyen una herencia de mucho peso”, expresa el informe, dando un claro respaldo a Cambiemos, pero sentencia: “Ahora bien, el problema puede agravarse si hay un error de diagnóstico o una equivocación en la elección de las políticas, por mucho que la decisiones estén bien intencionadas”.