"Te traigo, Madre, a todos los trabajadores, hombres y mujeres, y te encomiendo a los que, por necesidad, se esfuerzan en hacer un trabajo indigno" y a "quien perdió el trabajo o no logra encontrarlo", recitó el Pontífice frente a la estatua en la tradicional plaza romana, en una ceremonia de la que también participó la alcaldesa capitalina Virginia Raggi.
"Te traigo, madre, especialmente a los solos y abandonados, y que por eso son engañados y explotados", planteó el Obispo de Roma.
"Yo te traigo, Madre, familias, que llevan adelante sus vidas y la sociedad con su compromiso diario y oculto; especialmente a las familias que tienen más dificultades por tantos problemas internos y externos", sentenció Francisco antes de saludar a decenas de fieles en sillas de ruedas que lo acompañaron.
Aprendamos de la Virgen María a tener un corazón humilde y capaz de acoger los dones de Dios.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) 8 de diciembre de 2016