El último juicio por jurados del año concluyó con condena


Raúl Chávez fue encontrado culpable por el crimen de su vecino Gonzalo Miño, ocurrido en enero de 2015, en Villa Fiorito.

La decisión fue tomada en el último juicio por jurados del año llevado adelante este lunes por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 10 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora. De los 12 integrantes, 10 consideraron que era culpable y ahora es el TOC el que define la pena.

En el juicio declararon una decena testigos que estuvieron presentes al momento del hecho ocurrido en la calle Plumerillo al 1500, la medianoche del 11 de enero de 2015.

Según se pudo reconstruir a partir de las declaraciones, todo comenzó cuando la víctima llegó de trabajar y salió a la vereda a tomar una cerveza y fumar un cigarrillo de marihuana. En este punto los testigos señalaron que esta situación parece haber sido el eje del enojo de los vecinos de enfrente, la familia Chávez.

Miño discutió con Raúl, y los padres de este por cuestiones que no quedaron muy claras hasta que la mujer de nombre Liliana, madre del imputado, ingresó a la casa y salió con un arma que le entregó al agresor, al grito de: “Dale, tirale”.

Luego de eso, Chávez realizó tres disparos, dos de los cuales impactaron en la pierna de Gonzalo Miño, que fue trasladado al hospital y murió seis días después por la gravedad de la herida.

La fiscalía y la querella se encolumnaron en la idea de homicidio, pero la defensa optó por intentar demostrar que el imputado no quiso matar a la víctima, sino más bien amedrentarla.

Finalmente, el veredicto fue condenatorio por "homicidio agravado por el uso de arma de fuego".

Declaraciones. La primera en prestar declaración fue Miriam, esposa de Miño y madre de los dos hijos que la pareja tenía al momento de la muerte. Durante su alocución explicó que ella “nunca había tenido ningún problema con Raúl Chávez, ni tampoco con su familia” y que “no entiende qué fue lo que pasó” para que el agresor disparara.

“Estábamos con Gonzalo en la puerta de casa, él había llegado de trabajar y me dijo que vayamos a la vereda a tomar aire. Yo entré al kiosco que tengo en casa a atender a un cliente cuando de repente escuché una discusión en medio de la calle”, relató.

La mujer contó que cuando se asomó vio a Raúl Chávez con un arma en la mano y aseguró que este realizó tres disparos. Uno de ellos contra el suelo y dos más que impactaron en una pierna de Miño. “Cuando quisimos ir a atenderlo la madre y el padre de Chávez tiraban piedras para que no podamos acercarnos a mi marido. Ellos estaban festejando”, expresó. Una vez que pudieron acercarse al cuerpo del hombre herido, lo llevaron a un hospital de Lanús, donde murió días más tarde.

Luego prestaron declaración cinco personas más, entre ellas vecinos y familiares de la víctima. Todos coincidieron, desde distintas perspectivas, que Chávez efectuó los tres disparos en el marco de una discusión y aseguraron que éste “compraba y vendía armas” y que era frecuente que se viera involucrado en algunas discusiones con gente de la zona.

Estuvieron presentes, también, dos peritos balísticos. Uno de ellos explicó que el arma utilizada en el hecho coincidía “en aspectos técnicos” con la encontrada en la casa de Chávez, aunque no pudo precisar si se trataba de la misma arma de fuego ya que para ello era necesario un estudio más riguroso.

El hecho. Gonzalo Miño fue asesinado el 11 de enero de 2015 en el marco de un conflicto vecinal. Al parecer la víctima discutió con los vecinos de enfrente y uno de ellos, Raúl Acuña, le disparó tres tiros, uno al piso y dos en la pierna.

El hombre fue trasladado a un hospital de Lanús ya que uno de los disparos impactó en la arteria femoral de su pierna izquierda. Dos días después, debieron cortarle la pierna afectada y finalmente el 17 de ese mismo mes, falleció producto de las complicaciones surgidas tras la herida.



HPF de la redacción de Info Región.