Cannabis medicinal: “Estamos exactamente igual que el año pasado”


La Ley de Cannabis medicinal fue sancionada por unanimidad el 29 de marzo. A cuatro meses, aún sigue sin reglamentarse y, por ende, sin poder aplicarse. Es que, en este escenario, son varias las aristas que, dentro de la letra chica de la normativa, siguen sin especificarse.

En este escenario, la asociación civil “Mamá Cultiva” se desayunó este domingo con una noticia que encendió la alarma: el presidente de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (Anlap), Adolfo Sánchez de León, confirmaba que mediante un acuerdo con el Ministerio de Salud una veintena de laboratorios empezaría a fabricar aceite medicinal de cannabis, pero sólo para casos de epilepsia refractaria, acotando el universo de pacientes y yendo en contra de la misma ley, que establece que el cannabis medicinal puede ser empleado para todo tipo de dolores y patologías, aunque sin especificar cuáles.

Rápidamente, desde la asociación publicaron un repudio en su perfil de Facebook: “En lugar de traer esperanza a la extensa población de pacientes y familiares necesitados de cannabis medicinal que están a la espera de recibir noticias alentadoras, el Dr. Sanchez de León limita en su declaración los usos del aceite solo para la epilepsia refractaria, y olvida que los extractos de cannabis también sirven para los más variados diagnósticos como artrosis, hernia de disco, cáncer, parálisis cerebral, artritis, glaucoma, lupus, fibromialgia y un sinnúmero de patologías”.



Luego de que la información se difundiera por varios medios nacionales, Sánchez de León desmintió que el convenio esté limitado a esa sola patología. “Hubo un error. Me he comunicado con el doctor y el lunes 31 a las 14 tendremos una reunión en la ENLAP por el tema. No van a producir sólo para epilepsia refractaria. Ni siquiera la ley nombra esa sola afección y, por el contrario, dice ‘patologías a criterio médico’, con lo cual no va a ir la reglamentación en contra de la ley”, advierte a Info Región Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva.

Y advirtió que este tipo de vicisitudes se generan ante la falta de reglamentación de la ley. “Estas cosas pasan porque a nosotros no nos convocan. Se tendría que haber conformado un consejo consultivo que nunca se armó. No nos llama nadie, no sabemos en qué están y tenemos pánico de que de un día para otro aparezca una reglamentación de la que no fuimos parte. Eso sería grave porque el conocimiento lo tenemos los usuarios”, señala Salech.

Con el plazo de la reglamentación vencido, “cada declaración como esta que aparece en los medios genera desesperación”, según la presidenta de “Mamá Cultiva”, quien fustigó: “Estamos exactamente igual que el año pasado a esta altura del año”.

En ese marco, y específicamente por lo que trascendió del convenio con la Anlap, Salech aclaró que “no hay variedades de cannabis específicas por patología” sino que “las variedades son por persona, por paciente”. “Cuando dijeron que iban a hacer aceites para epilepsia refractaria me pregunté ‘¿Cómo saben cuál es para esa patología?’. Tenemos chicos con esa afección que usan variedades distintas, era ridículo lo que decían. Muestra una ignorancia total que tiene que ver con no habernos convocado cuando nos tenían que convocar para poder armar la reglamentación”, criticó.

En esa misma línea, explicó que el éxito del tratamiento con cannabis depende “de poder probar distintas variedades” para determinar cuál es la que mejor se ajusta al organismo del paciente y a su patología. “La planta es muy rica en propiedades, pero no es una sola sustancia. Hay muchos compuestos dentro de una misma planta, muchas moléculas distintas aparte del THC y el CBD, que son las más conocidas”, señala.

Y detalla que dentro de sus componentes “existen 100 cannabinoides más” y que dependiendo de cómo se conjuguen se obtiene una variedad distinta. “Entonces, como nosotros tenemos un sistema endocannabinoide propio, una marihuana endógena que recepciona esos cannabinoides que uno le ingresa con la planta, el resultado va a depender de qué ingresa uno y cómo lo recepcione nuestro cuerpo. Tenemos hijos con exactamente la misma patología que usan variedades de plantas distintas”, ejemplifica a este medio.

Este tipo de cuestiones son las que aún están sumidas en un vacío ante la falta de reglamentación de la normativa.

La letra chica. Los aspectos que deben regularse aún para que la ley pueda tener total vigencia son: el auto cultivo (quedó librado a la reglamentación ya que la normativa establece que el Estado, esto es el Conicet, y el INTA, serían los únicos autorizados a cultivar), el detalle de patologías contempladas y otras variedades de cepas, además del Aceite de Charlotte (llamado así por el caso de Charlotte Figi, la primera niña con derecho a utilizar cannabis con fines medicinales en Colorado, Estados Unidos) para pacientes que no son receptivos al mismo.

El aceite de Charlotte está previsto por el Anmat para epilepsia refractaria, pero aun así sólo hay un 20 o un 30 por ciento de los pacientes que responden a este aceite. Una de las condiciones de esta medicina es que es variable en cuanto a la sustancia, entonces pensar que un sólo aceite va a resolver toda la problemática de la diversidad de patologías es un error”, había apuntado a este medio Marcelo Morante, médico y especialista en uso medicinal de cannabis.

Además del suministro propio y la incorporación de otras cepas independientemente del aceite de Charlotte, también había quedado para la instancia de reglamentación una aclaración fundamental: cuáles eran las patologías contempladas.

Es que la flamante normativa no detalla las afecciones por las cuales se habilitará el consumo. “La autoridad de aplicación será la que defina las patologías que abarque la ley”, señala la letra de la misma.

Según había detallado Morante, desde el Ministerio le aseguraron que ese aspecto tan sensible de la ley va a quedar en manos del “juicio clínico”. “O sea que será el médico el que defina la patología y no como pasa hoy, que es el ANMAT el que define por ejemplo que el Charlotte es para epilepsia refractaria”, había resaltado.

Así las cosas, pese al avance celebrado hace cuatro meses, las familias aún siguen a la espera de que lo plasmado en el papel pueda, de una vez por todas y en un tema tan sensible como la salud, beneficiarlos en la realidad.

Cintia Vespasiani