Siete años de Twitter


Está claro que las facetas son múltiples, y sería ingenuo pensar que son distintos los usuarios que usan esta red social por ocio y los que lo hacen para hacer periodismo ciudadano. Con más de 400 millones de tuits enviados cada día, la cuestión dejó de ser si usarlo o no.

Hoy tenemos nuestra atención dividida entre varias redes sociales y estamos siempre disponibles. Es fácil, e indispensable, estar al corriente, y las fuentes de información son cada vez más numerosas. Naturalmente, esto no podría darse sin sacrificios. Basta con abrir el Twitter para leer los encabezados de los noticieros o los comentarios que los usuarios tienen al respecto; tenemos la ilusión de que estamos al corriente, pero está claro que en 140 caracteres no cabe el contexto.

Y pasa lo mismo en cuanto a la creatividad. Las redes sociales han permitido que la gente “no creativa”, de muestras de ingenio. Ya sea con minificciones, sabiduría light o parodias a los más denostados personajes de la vida pública, los tuiteros le reclaman a los profesionales de las letras el poder de la palabra. Muchos aspiran a esos 15 minutos de fama que implica el retuit, y para obtenerlo deben escoger con cuidado sus palabras.

¿El lado negativo? Estamos en todo y no estamos en nada. Rápidamente nos convertimos en una sociedad que mira el bosque, pero es incapaz de observar el pino –no hay tiempo para ello. Ésta es la cultura de la superficialidad: profundizar un poco en un tema, nos convierte en especialistas… o nos deja pensar que lo somos. El verdadero especialista, por supuesto, es un gurú en la materia que por necesidad debe ser ignorante en todo lo demás; un hombre sin vida.

Es imposible augurar cuántos años más cumplirá Twitter. Lo que está claro es que sólo quedará atrás cuando otra red tome su lugar. El rumbo ya está marcado: pasaremos cada vez más tiempo en la nube.



Fuente: zocalo.com.mx