La importancia de “cambiar el chip” en vacaciones


Cada vez estamos más conectados por los dispositivos tecnológicos y la unión entre espacio y tiempo ya es cosa del pasado. Hoy estamos en todas partes, y en todo momento, sin la necesidad de estar presentes físicamente. Este panorama, que resulta beneficioso en muchísimos aspectos, también genera una dependencia a ciertas rutinas.

En esta situación, y en muchos casos, el espacio laboral se extiende del cubículo de la empresa o de la oficina, a nuestra computadora personal. Hoy llevamos la tecnología a todas partes a través del celular, la tablet o la notebook, y ello conlleva también a estar siempre “conectados”. El problema es cuando eso también ocurre en las vacaciones, esos días anhelados en donde se supone que deberíamos “desconectarnos” por unos días, luego del año laborioso y las estresantes fiestas.

Los profesionales señalan que esta paradoja es cada vez más frecuente. En este sentido, el médico psicoanalista y miembro titular en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) Ricardo Rubinstein señala a Info Región que “el tiempo libre y las vacaciones deberían ser el momento anhelado para cortar el trajín de los meses de trabajo, las rutinas horarias y los compromisos". "Sin embargo poder tomarlas y disfrutarlas plantea, a su vez, un desafío que no muchos logran sortear”, advierte.

Es que, el especialista asegura que “el desenchufe es necesario” ya que permite “recuperar energías y renovarse”, pero que ello implica a su vez “un nuevo trabajo”: el de cambiar algunos hábitos y códigos.

Mentalizarse. La cotidianeidad laboral implica “estar activos”. El trabajo y la rutina generan “tener el tiempo ocupado y estar mentalmente conectados o enfocados con cierto monto de exigencia o stress, con las antenas orientadas hacia el exterior”.

En ese marco, pasar a tener tiempo libre y a estar más consigo mismo o compartiendo con pareja y familia “implican romper y en cierta medida desestructurarse". "Cambiar el chip”, resume.

Rubinstein analiza que ello “puede llevar a momentos de angustia intensos, a sentir que falta algo”. “Puede ocurrir que las personas se sientan aburridas o también agudizar conflictos de convivencia preexistentes. En estos casos (cada vez más frecuentes en los consultorios) la preocupación por el trabajo que se dejó, los convenios y compromisos que hay que firmar o las cuentas pendientes, son una excelente excusa que alivia paradojalmente a quien no puede dejar la laptop o el celular lejos de su alcance”, apunta.

Este fenómeno parece extraño, pero basta con mirar dentro nuestro y ver hasta qué punto somos capaces de liberarnos de nosotros mismos y de nuestra rutina. Mirar el celular o revisar el Email puede ser una forma inconsciente de “salvarnos del ocio”, ese concepto raro al que la gente parece no estar muy acostumbrada, ya que- después de todo y paradójicamente- se disfruta en su totalidad, sólo unos días al año.