No nos falten el respeto


¿Será un problema de educación?

Nos sentimos orgullosos cuando fuimos el primer país del mundo en aplicar una política de salud pública a tiempo: la cuarentena precoz.
Entonces me pregunto: ¿qué pasa en este país? ¿Nos encierran y ahora nos sacan a la calle?

Los adultos mayores somos la población más vulnerable. Algunos con enfermedades preexistentes. ¿Y ahora es bueno amontonarnos en colas kilométricas para ingresar a un cubículo al que entraron cientos de personas?

Baja la temperatura y parece que es buena idea sacar a los viejos a la calle.

No sé cómo fue. Luego de explicaciones y desfiles de médicos en televisión explicando por qué no, resulta que habría que usar barbijo. Es difícil de entender. Parece que van aprendiendo de acuerdo evoluciona el virus. Se asemeja a un diálogo o una negociación, como si el virus fuera un ente consciente con quien debatir. Y la verdad creo que eso es poco probable, por no decir imposible. 

El Covid 19 es el virus que es. Descarto que haya tenido la intención de ocultarse o disfrazar su identidad. Esto sería una humanización ridícula para un elemento biológico que sólo deriva en su programación genética, siguiendo su ruta y su ciclo vital. Somos nosotros quienes le damos y ponemos en él intenciones siniestras. En ese sentido, que la gente común, una señora cómo yo, intente explicaciones y maldiga los efectos del Covid 19 es lógico, admisible y sencillamente comprensible. Porque somos ciudadanos comunes, comerciantes, profesionales de otra cosa, docentes, jubilados. Pero resulta que no somos nosotros los que enviamos mensajes oficiales a la ciudadanía diciendo lo qué hay que hacer y las prácticas qué hay que evitar. Son nuestros representantes los responsables, los equipos de expertos que diseñan políticas públicas para ordenar la vida ciudadana. Y esos expertos que planifican sin planificar, que diseñan sin prever, que deciden sin consultar ¿A nosotros los jubilados? No. Sin consultar a los que saben. Sin preguntar o escuchar a quienes entienden de física, de química. Creo que si bien hablamos de una pandemia, campo de la medicina, nadie puede suponer que las acciones para desterrarla sea competencia de los médicos. Esta situación requiere recursos y herramientas que los exceden.

No quiero faltarle el respeto a los profesionales médicos, pero esta guerra, como la han llamado, necesita estrategias que no son clínicas, son de planificación y batalla y ninguna batalla se gana sin armas. La cuarentena es un recurso pero ganar tiempo sin hacer nada mientras tanto no sirve. Hubiera sido importante si durante esta cuarentena se generaban recursos. 

Yo soy docente jubilada y, desde luego, no entiendo de muchas cosas. Pero si sé que hay cosas de sentido común que no puedo explicar con fundamentos científico. No tengo formación. Pero si puedo darme cuenta de qué hay cosas que no son claras, cosas que no cierran porque no las quieren explicar. Entonces tengo que pensar qué hay cosas que no quieren decir. Que ahora un médico oficialista me diga que no tengo que usar barbijo porque así me voy a tocar más la cara, es tratarme de tonta ¿Y si mejor me dicen que no puedo usar barbijo porque no hay? Tal vez entonces podría hacerme pensar cómo consigo uno o cómo hago para evitar todo aquello que podría ocurrir si no lo usara.

Así es que doy vueltas y no puedo dormir pensando en que otras cosas más no me están diciendo la verdad. Y cómo estoy jubilada y tengo tiempo, también pienso en si en todo este tiempo en que me dijeron “quédate en casa”, se hubieran puesto a fabricar barbijos ¿tal vez la semana próxima podríamos salir? ¿Y podríamos acercarnos a una vida más habitual todos y cada uno de nosotros con barbijos?

Estoy mayor y hay cosas que no entiendo. Mi bisnieta me explica que la N de los barbijos N95 corresponde a las nano partículas. Es por eso que me cuesta trabajo asumir que los profesionales y las personas que están a cargo de esta catástrofe no sepan. No sepan qué hacer. No sepan que decir. No sepan cómo decirlo.

Si fuera un problema de educación, pediría que no nos falten el respeto.