Día del orgasmo femenino


El 8 de agosto se celebra el Día Internacional del Orgasmo Femenino, una fecha cuyo origen se remonta a Esperantina, Brasil en 2006 cuando el concejal de ese pueblo José Arimateia Dantas Lacerda, impulsó una ley para defender el placer sexual en las mujeres, estudiarlo y abordarlo como una cuestión de salud pública.

El edil había accedido a una encuesta según la cual casi un tercio de las mujeres de Piauí, eran incapaces de llegar al orgasmo. Las redes sociales hicieron el resto y el 8 de agosto pasó a ser una fecha especial para visibilizar un tema al que los hijos del hierro se ocuparon de llevar a la categoría de tabú vergonzante.

No por casualidad recién en 1933 la pantalla de plata muestra por primera vez en un film comercial tres cosas que hasta entonces habían permanecido veladas o relegadas a la sordidez y marginalidad: el cuerpo desnudo de una mujer, la existencia de algo llamado clítoris y un orgasmo femenino. Tampoco fue casual que la encargada de hacerlo haya sido la increíble Hedy Lamarr una actriz de belleza inconcebible, nacida en Austria, exilada por los nazis y que además fue la ingeniera que desarrolló las tecnologías que hoy usamos para geolocalización y comunicaciones inalámbricas a larga distancia.

En Hedy convivían la belleza, el placer, la inteligencia y la independencia. Era plena.

Nacida como Hedwig Eva Maria Kiesler, hija de un banquero y una pianista judíos, se casó con Fritz Mandl un fabricante de armas que utilizó sus contactos con Hitler para conseguir su mano y que se dedicó a comprar todas las copias de las películas de Hedy para que nadie más pudiera ver a su esposa a la que prácticamente secuestró para intentar transformarla en su esclava sexual.

Tras dos años y varias fugas frustradas consiguió escapar. “Fritz había jugado a tenerme prisionera. Yo jugué a escaparme. Él perdió”, resumió. Paris, Londres y Nueva York fueron sus destinos.

Pese a ciertos fracasos en el cine y haberse negado a protagonizar Casablanca y Luz que agoniza se convirtió en un icono de la belleza.

Entretanto, ayudaba al ejército estadounidense contando lo que había aprendido sobre los arsenales alemanes en las cenas en las que su marido la exhibía o desarrollando un sistema para teledirigir torpedos que la marina rechazó y se usó recién en 1962 durante la Crisis de los misiles de Cuba. Mientras, ponía las bases para las que hoy tengamos WiFi, participaba de las campañas para recaudar fondos para la guerra mediante la ‘venta de besos’.

Éxtasis, fue una película muda checa de 1933 dirigida por Gustav Machatý en la que interpreta a una joven casada con un maduro adinerado quien no logra consumar el matrimonio y la ignora hasta que ella regresa a la casa de sus padres. Luego la veremos en un lago donde se baña desnuda tras dejar sus ropas en el lomo de su caballo al que se le ocurre escaparse hasta que, tras correr para alcanzarlo, se encuentra con un obrero fuerte y joven con quien descubrirá la pasión e iniciará un triángulo amoroso.

En la escena, la cámara se instala en las expresiones de su rostro y en el juego de tensión y relajación de sus brazos. La cámara sólo cuenta el goce femenino encendido de cigarrillo al final incluido. Cuentan que gran parte de sus gestos se debieron no a la pericia actoral de Lamarr sino al director quien estaba debajo del colchón pinchándola con alfileres.

La película fue un escándalo que avergonzó a sus padres, obsesionó al traficante que sería su marido, provocó la furia del Papa Pío XI quien quiso prohibirla y durante más de 20 años estuvo vedada en varios estados norteamericanos.

Saltamos en el tiempo y cruzamos el océano. España, principios de los 70, Franco agoniza y deja tras de sí una sociedad “obediente hasta en la cama”, como cantaba Jarcha.

Allí es cuando entra en acción una nueva formación: el POE, el Partido del Orgasmo Esmerado, una guerrilla de origen anarquista comprometida con el “terrorismo sexual” contra   las “relaciones vinculares decadentes.”

En una España beata donde una madre soltera era una muerta civil y en la que sólo participaban de los plebiscitos forales los varones mayores de 30 y padres de familia, el POE actuaba especialmente en universidades en las que entraban a un aula y mientras uno de los ‘guerrilleros’ se masturbaba, otro lanzaba una proclama: “han convertido nuestras vidas en un laboratorio, recuperemos nuestros cuerpos, nuestro derecho al goce.”

Ya en la transición, durante el gobierno de Adolfo Suárez, protagonizaron en la madrileña Cibeles una de sus acciones más recordadas: una pareja desnuda comenzó a hacer el amor mientras un docente improvisado revelaba los secretos el goce, una iniciativa que los llevó a las páginas de Interviú donde explicaron que “hacer el amor en privado es el síntoma esencial de la represión burguesa” al tiempo que postulaba que los niños deberían “aprender a hacer al amor observando a los adultos tal como los animales que por esa razón no tenían problemas sexuales.”

En 1978 e invitados por la CNT de Barcelona, la central obrera anarquista, a un festival dedicado a los marginados en el que participaban prófugos, prostitutas, drogadictos, mendigos y delincuentes subieron la apuesta: ante cien mil personas una pareja de militantes homosexuales se felaron de principio a fin.

Un año después, la historia, el destape español y al aburrimiento arrumbaron al POE en la curiosidad primero y en el olvido después.

Volvemos a Estados Unidos y conocemos a Betty Dodson. Nacida en 1950 en la conservadora Kansas se mudó a Nueva York para estudiar arte donde se casó y divorció.

Clases de masturbación femenina

Betty Dodson y el empoderamiento orgásmico.

Posted by PlayGround on Saturday, August 4, 2018

En ese momento, abandonó el arte y se dedicó a la docencia en una materia poco convencional: enseñar a las mujeres a disfrutarse, masturbarse y tener orgasmos para lo cual publicó varios libros y realizó talleres vivenciales donde mujeres, y, en ocasiones, hombres, cuentan, exploran, se masturban e, incluso, hay quienes alcanzan su primer orgasmo.

“Después de escuchar historias durante las últimas cuatro décadas, creo que la represión sexual empieza en el momento que se castiga la curiosidad natural que el niño siente con respecto a tocar sus propios órganos sexuales”, cuenta en Despertando al clítoris donde explica que “la ausencia de esta auto-exploración natural interfiere con el desarrollo de los caminos neuronales que llevan sensaciones positivas de nuestros genitales a los centros de placer del cerebro. Esto bloquea o vuelve más lento el desarrollo de la liberación sexual durante el orgasmo.”

Tres personajes en tres momentos.

Cuán intenso será el poder cuestionador del placer sexual que cuando los patriarcales pueblos hijos del hierro tras vencer a los vástagos de la diosa madre lunar les impusieron su mandamiento “no fornicarás” éste fue tan imperativo que sucede al “no matarás” y prima sobre el robo, la mentira y la codicia.

No tengo la respuesta, pero sí sé que a los que mandan les asusta. Y mucho.

Feliz día.