Adios, Capitán del Espacio

El alfajor emblema del conurbano sur deberá eliminar al valiente astronauta de su envase. ¿Qué personajes corren el riesgo de ser erradicados de nuestras vidas?

El Capitán del espacio, el alfajor orgullo del conurbano sur y que desde su lanzamiento en 1962 jamás hizo publicidad, comienza a ser un recuerdo tras la sanción de la ley de etiquetado frontal de alimentos que plantea la prohibición de inclusión en las etiquetas de “personajes infantiles, animaciones, dibujos animados, celebridades, deportistas o mascotas”.

Apenas conocerse el resultado de la votación en la cámara baja, consumidores y fanáticos comenzaron a alertar sobre el destino del heróico niño espacial que lleva casi seis décadas saludando desde su envoltorio en oro y plata.

Muchos consumidores, se preguntan, también, por el destino de otros personajes de esa mitología infantil que en tiempos felices inundaron patios de escuela y veredas de kiosco de barrio a quienes los impulsores de los insensibles octógonos negros pretenden relegar al olvido.

Es que no sólo se trata de exilar al cipayo Tigre Tony de Kellog’s o al conejo colonizado de Nestlé como proclaman los antimperialistas de entrecasa desde sus iPhone.

También conspiran contra nuestra primera y verdadera patria que es como definía Rilke a la infancia.

El Capitán del espacio fue creado en Quilmes, cuando Ángel de Pascalis y Arturo Amado compraron una fábrica de alfajores en quiebra y, lentamente, fue ganando público sin invertir ni un peso en publicidad ni marketing.

Primero fue un fenómeno local, luego, una leyenda urbana y ya es mito antes de librar su batalla contra los octógonos negros.

Qué dice la ley de etiquetado frontal

La norma sancionada, y ahora pendiente de reglamentación, establece que en el frente de los envases de los productos ultraprocesados se incorpore una etiqueta con forma de octógono negro con letras blancas que advierta el exceso de nutrientes críticos para la salud, como azúcares, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías.

Además, dispone que los productos que tengan más de un sello de advertencia no podrán incluir dibujos animados, personajes, figuras públicas, regalos ni elementos que llamen la atención de los niños.

En ese sentido, determina que los productos que contengan entre sus ingredientes edulcorantes o cafeína tendrán que informar que su consumo no se recomienda en niños.

Por otra parte, el proyecto prohibe la emisión de publicidad comercial dirigida a niños de los productos que contienen sellos de advertencia.

El futuro sin el capitán

A partir de su entrada en vigencia, las empresas tendrán 180 días para adecuar sus productos, plazo que se extiende a un año para las pymes y, eventualmente, por 180 días más si, por motivos que el Poder Ejecutivo Nacional considere pertinentes, el fabricante solicita una prórroga.

A diferencia de otras marcas, que ya producen packagings alternativos para exportar a mercados donde rigen leyes similares a la que se aprobó en la Argentina, Capitán del Espacio debería diseñar un envase nuevo.

Es que sólo una vez traspasó las fronteras del cosmos rioplatense. Fue entre 1995 y 1996, cuando viajó a Australia, y los fabricantes decidieron dejar de exportar porque no podía garantizar que el transporte no afectara la calidad de sus productos, en especial de los rellenos con dulce de leche.

Ya perdimos a Piluso, ahora al Capitán del Espacio. No pido el regreso del asado pero, al menos nos podrían dejar a Bazooka Joe y sus horóscopos que leía, de pibe, cuando iba a comprar al kiosko de Elsa.

Las carameleras, aunque no se note, también lloran.