"Opté por esconderla en el pozo ciego para que los nenes no la vieran"


En el marco de una nueva audiencia del juicio que se lleva a cabo por el asesinato de Susana Leiva, declaró este miércoles el acusado Alberto Ponce. La entonces pareja de la mujer "confesó el crimen en el último tramo de la investigación", según había precisado el abogado Jorge Monastersky, y brindó detalles del día en que sucedió todo. Entre las expresiones que más conmovieron en la sala del Palacio de Justicia se destacan: "Opté por esconderla ahí para que los nenes no la vieran", "le mojé la cara pero no respiraba" y "ella se asustaba pero confiaba en mí".

Según relató, el día de la muerte de Susana, él llegó “un rato antes de trabajar porque había ido en auto”. “En el camino me compré dos bolsitas de cocaína que tenían más o menos dos gramos y me tomé una en el auto. Cuando llegué a casa no quería entrar. Estaba todo apagado y los chicos –un hijo que tuvieron con la víctima y otro hijo de la mujer- dormían. La vi a Susana acostada y me fui al baño a tomar la segunda bolsita de cocaína”, detalló.

Y siguió: “No nos saludamos y me acosté. Ahí ella retomó una discusión que yo no quería tener, que había sido porque ella dijo unos días antes que ´iba a tirar a la basura´ a nuestro hijo. Me quería dormir. Al rato, siento que ella me seguía gritando pero que la voz de un hombre me decía que iban a matar a mi hijo y a mí. Se me tiran encima y me atacan con algo largo. Yo ahí me di vuelta porque tenía miedo de que me mataran. Me pegaban y me puteaban”.

Luego, precisó que “estaba asustado y descontrolado por los efectos de la droga” y que su mujer “no hablaba más”. “Le pregunté si estaba bien, le hablé con más intensidad, le mojé la cara, pero no respiraba”, apuntó.

Ponce indicó que “ella tenía el cuello morado” y dijo que en ese momento pensó que “estaba desmayada”. “Le tomé el pulso y no tenía. No supe que hacer. Me bloqueé. No quería despertar a los chicos ni a mi mamá, así que salí al patio tratando de pensar qué hacer", apuntó.

Explicó, en ese marco, cómo fue que el cuerpo de Susana apareció en el pozo ciego de la vivienda ubicada en Blanco Encalada al 200 de la localidad de Temperley. "Nosotros teníamos un pozo ciego tapado con chapa y opté por esconderla ahí para que los nenes no la vieran”, describió. “Entré a la pieza, la agarré y la llevé al pozo y lo tapé", completó.

El entorno de Susana advirtió desde un primer momento que Ponce era una persona celosa. "Nunca fui violento con ella. A veces pasaban cosas y ella se asustaba pero confiaba en mí. Esta situación me da mucha vergüenza y tristeza”, dijo el acusado, quien señaló que a los días del hecho, tiró a la basura los documentos de Susana.

Pidió, en tanto, que su madre pudiera ver a su hijo porque "ella no tiene la culpa de lo que pasó”.

Más testimonios. En la audiencia que se realizó hoy también declaró la hermana de Susana, Angelina; y policías que participaron del operativo de búsqueda.

El juicio continuará el lunes a las 11 con el comienzo de la etapa de alegatos.

El hecho. La desaparición de Susana fue denunciada por la familia el 19 de julio de 2013 y su cuerpo fue hallado el 24 de ese mes en el pozo ciego de la vivienda que compartía con Ponce. El marido fue arrestado a las pocas horas del hallazgo.

Susana fue estrangulada, recibió cuatro puntazos en el abdomen, golpes en el rostro y su cuerpo presentaba quemaduras de cigarrillo, según confirmó la autopsia.