Los hijos de seis de cada diez familias perdieron días de clase en 2022


Un estudio de alcance nacional reveló que 60,8 por ciento de las madres advirtieron que sus hijos perdieron días de clase en primaria durante el primer semestre del año, un indicador en el que en las escuelas estatales el tres de cada cuatro de las familias reportan interrupciones, mientras que en las escuelas de gestión privada la cifra cae a menos de la mitad: 34,1%.

Los datos surgen del informe Continuidad escolar: pérdida de días de clases durante el primer semestre de 2022, del Observatorio de Argentinos por la Educación, con autoría de Guillermina Tiramonti de FLACSO Argentina y de Gabriela Catri y Eugenia Orlicki.

Basado en la Encuesta Nacional Escolar (ENE), realizada en julio a una muestra de 500 madres de todo el país con hijos en la escuela primaria, intenta suplir una grave falencia del sistema que no presenta información pública para monitorear el cumplimiento efectivo de los días de clases.

Al dividir las respuestas por gestión estatal o privada, se observan diferencias en las causas de interrupción de clases.

En las escuelas estatales, el principal motivo son los paros docentes (32%), seguidos por las jornadas pedagógicas (30%).

En las escuelas privadas, en cambio, encabezan los motivos las jornadas pedagógicas (46%), seguidas por problemas climáticos (12%) y paros docentes (12%).

“Este informe da cuenta de la colisión existente entre la práctica reivindicativa de derechos usada por el sindicalismo y el derecho de los chicos más humildes al aprendizaje. No hay un solo modo de reivindicar derechos y es evidente que el adoptado por el sindicalismo debe ser revisto para evitar el impacto negativo sobre la justa distribución de los aprendizajes”, sostiene Tiramonti.

Por su parte, la directora de la Red de Educadores Innovadores María Cristina Gómez destaca que “se les pide a los docentes trabajar en equipo, pero para hacerlo hay que suspender las clases. El sistema atrasa en todo; no solo es el currículum, sino también la organización y gestión para la mejora de los aprendizajes”. Y concluye: “Necesitamos abordar el tema de fondo: el sistema y la carrera docente. La autonomía escolar de la que siempre hablamos, entre otras cosas, permite contar con el personal a tiempo completo, con una organización del trabajo frente al aula y en el resto de las tareas que hacen sostenible y eficiente el sistema sin que los alumnos pierdan horas de clase”.

Para el director general del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica de Cuyo, Alejandro Castro Santander, hay “una peligrosa discontinuidad que puede llevar no solo a permanecer en pobreza educativa, sino a la desvinculación de muchos estudiantes. Ya no es para debatir: La prestación sostenida y mejorada de la educación, debe posicionarse como prioridad en las agendas familiares y escolares”.