¿Por qué se celebra hoy el Día del Colectivo?


Hoy, 24 de septiembre, se celebra el Día del Colectivo en recuerdo al primer viaje que se hizo en este medio de transporte en 1928 gracias a la inventiva de un grupo de taxistas sacudidos por la malaria, una idea cuya originalidad porteña si nbein es incomprobable, quedó en la memoria popular junto a la birome, el dulce de leche y el alambre de fardo..

La oficialización de esta fecha quedó establecida desde 2004, por la ley 1.475 sancionada por la Legislatura porteña para recordar el comienzo de la primera línea de colectivos aunque ya había una fecha conmemorativa previa: el 10 de enero, la Unión Tranviarios Automotor (UTA) celebraba el aniversario de su fundación festajando el Día del Colectivo y del Colectivero.

La creación del bondi, tal como se lo conoce popularmente, se remonta a 1928, cuando los tacheros rascaban el fondo de la olla en el marco de una crisis que había puesto al taxi en la categoría de inalcanzable.

José García Álvarez, Rogelio Fernández, Pedro Etchegaray, Manuel Pazos, Felipe Quintana, Antonio González y Lorenzo Porte, se reunieron en un bar en Rivadavia y Lacarra para buscar una solución a la escasez de pasajeros y fue ahí que se le ocurrió hacer viajes “colectivos”, es decir de más de un pasajero, para abaratar la tarifa y solventar gastos.

Además, para no yirar tanto se les ocurrió armar un sistema de paradas donde no sólo esperar ese taxi socializado sino para establecer un sendero de tarifas que permitiera al pasajero calcular cuánto le salía el servicio.

Fué así que el 24 de septiembre de 1928 se hizo el primer viaje en uno de estos nuevos servicios: iba desde Primera Junta, en el barrio de Caballito, hasta avenida Rivadavia y Lacarra.

El éxito fue tal que los estos taxis socializados empezaron a ser cada vez más grandes, establecer frecuencias y empezaron a elegir colores según los recorridos para que los viajeros los identificaran a la distancia.

Esta euforia creadora empezó a generar disputas por los recorridos más lucrativos lo que motivó que en 1932 la municipalidad porteña habilitó líneas de recorridos, reglamentó los vehículos y estableció como capacidad máxima diez asientos. Por supuesto, empezaron a con¡brarles impuestos.

De aquel colectivo de puertas manuales, con choferes que cobraban y daban vuelto, se llegó unidades que medio centenar de pasajeros, con internet, aire acondicionado y tarjeta SUBE.