“La República Argentina, por su interdependencia recíproca es, desde el punto de vista económico, parte integrante del Imperio Británico”, dijo en Londres, en los años 30, durante la ‘decada infame’, el por entonces vicepresidente de la Nación, Julio Roca (h), en ocasión de la firma del tratado due lleva su apellido y el de un funcionario inglés, Walter Runciman y al que el pensador Arturo Jauretche definió como “el estatuto legal del coloniaje”.
Hoy, a casi un siglo de distancia, el ministro de Economía, Sergio Massa, durante su gira por Beijing sostuvo eufórico: “Nos deberíamos llamar Argenchina”, luego de anunciarse que se abrió el mercado para menudencias, sorgo, maíz y trigo por US$ 700 millones, y que se concretarían desembolsos para seis proyectos de infraestructura por US$ 3.052 millones que son financiadas íntegramente por China.
De este modo, Argentina se entrega de lleno a integrar las estrategia que el gigante asiático llamó La ruta y la franja de la seda, una iniciativa, que cumple diez años y se inspiró en una red de rutas comerciales de la antigüedad nacida durante la dinastía Han de China en el año 130 antes de Cristo.
Eje de la política exterior de Xi Jinping, Argentina firmó el ingreso a una alianza en la que Brasil, pese a que integra junto a China el bloque delos BRICS, aún es reticente a sumarse.
Exportar menudos para pagar infraestructura
Esa iniciativa prevé compromisos en inversiones de infraestructura por US$ 3.052 millones que se irán desembolsando según los avances de obras.
Además, Argentina podrá exportar sorgo, base de un licor muy popular en China y que puede significar exportaciones de US$ 400 millones.
A esto hay que sumar la apertura para el trigo y las menudencias bovinas y porcinas, junto con la reapertura de los envíos de pollos que tras la gripe aviar se cancelaron.
“Con esto deberíamos llamarnos Argenchina”, concluyó Massa.
Sin embargo, para empezar a exportar menudencias porcinas y bovinas, trigo y pollo habrá que desarrollar cambios de protocolos, aprobaciones sanitarias y certificados,
En materia de infraestructura, ante la escasez de dólares, Argentina dejó de lado proyectos de inversión que estaban en marcha pero que significaban un aporte de capital como el caso de Atucha III en el que se recibía la inversión china por US$ 8.000 millones pero Argentina debía integrar el 15% de ese capital.
Los proyectos aprobados incluyen las líneas de alta tensión que abastecen a Edenor, Edesur y Edelap, por US$1.100 millones, en el área metropolitana y que favorecen a empresarios de fuerte vínculo histórico con el titular de Hacienda.
También habrá fondos para el Belgrano Cargas II, con desembolsos por US$ 816 millones destinados a nutrir los puertos de soja y sorgo para China, y el tren Roca, tendrá US$236 millones para comprar comprar 200 coches nuevos fabricados en….China.
A esto se suma el parque solar Caucharí en Jujuy recibe US$ 326 millones. Y en la provincia de Buenos Aires, en Laferrere para plantas de agua potable y en El Jagüel para cloacas. Ambos proyectos son por US$650 millones y son gestionadas por AySA a cargo de Malena Galmarini, esposa del ministro de Economía.
“Sin el Partido Comunista, no habría una nueva China”, afirmó en mandarín el embajador argentino Sabino Vaca Narvaja, a Xi Xinping cuando acompañó a Alberto Fernández en su gira de febrero de 2022 por ese país y el jefe de Estado y el resto de la delegación enfilaban hacia la salida del Gran Salón del Pueblo en el que se encontraban.