Murió Carlos Menem, el presidente que marcó una década


El ex presidente de la Nación entre 1989 y 1999, y segundo desde la recuperación democrática, Carlos Menem, falleció esta mañana en Buenos Aires a los 90 años de edad.

El senador por La Rioja murió luego de varios días de internación como consecuencia de una infección urinaria de la que no se pudo reponer, y que se complicó con su afección coronaria de base.

Sucesor de Raúl Alfonsín y el primer presidente de origen peronista desde 1983, había sido gobernador de La Rioja entre 1973 y 1976, cuando fue detenido por la Dictadura militar, y luego volvió entre 1983 y 1989, hasta asumir la presidencia de la Nación, después de haber sido elegido por el 48,7% de los votos.

Menem había derrotado entonces al candidato radical Eduardo Angeloz, que prometía hacer fuertes ajustes del gasto público, con una propuesta económica centrada en un fuerte aumento del salario -se lo denominaba Salariazo en la campaña- y el incremento de la capacidad de producción de bienes (“Revolución productiva”), asentado en un “dolar recontraalto”. Sin embargo, a poco de iniciar su gestión la economía sufrió una profunda crisis con nuevos saqueos y fuerte inflación, similar al final del período presidencial anterior, lo que derivó en un cambio drástico de la política económica, con un giro acentuado hacia medidas liberales y aperturistas, muy de moda en la región por aquellos años. Así, privatizaciones y endeudamiento externo abrieron un período de fuerte ingreso de divisas que mantuvo la Convertibilidad (un peso era equivalente a un dolar) desde 1991 hasta el fin de su mandato, sin inflación, aunque con un creciente deterioro de los indicadores sociales y de la capacidad productiva.

Con todo, la estabilidad en los precios, la aparición del crédito y la fuerte modernización económica le brindaron el sustento político necesario para que en 1994 encarara una reforma constitucional, en acuerdo con su principal adversario, Raúl Alfonsín, y consiguiera establecer las condiciones jurídicas para la reelección, que consiguió en mayo de 1995.

Amado y odiado, Menem indudablemente marcó una época política y económica en la Argentina a lo largo de la década que le tocó gobernar. Protagonizó el primer traspaso de un presidente constitucional a otro desde 1928 cuando Marcelo Torcuato de Alvear le transfirió la presidencia a Hipólito Yrigoyen, y el primero desde 1916 si se considera que a mandatarios de distinto signo político.

Fue el primero en conseguir la reelección consecutiva después de Juan Domingo Perón, reformó la Constitución Nacional, encabezó un inédito proceso de privatización de empresas públicas, consiguió casi diez años de estabilidad económica mediante la convertibilidad, protagonizó un proceso de fuerte desindustrialización y empeoramiento de la situación social, cambió el esquema de alianzas internacionales de la Argentina desde el tradicional espacio de No Alineados al alineamiento automático con Estados Unidos, obtuvo el reconocimiento de aliado estratégico extra OTAN de parte de ese país, reanudó las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña -interrumpidas como consecuencia de la Guerra de Malvinas en 1982- terminó definitivamente con los levantamientos militares que arrinconaron a su antecesor, indultó a los jefes militares condenados por violaciones a los derechos humanos, abrió la economía a importaciones de todo tipo, intervino en la Guerra del Golfo Pérsico como aliado de Estados Unidos enviando una nave de guerra al teatro de operaciones, sufrió el que fue hasta ese momento el más grande atentado contra población civil en occidente cuando volaron la sede de la AMIA, eliminó el servicio militar obligatorio y privatizó el sistema jubilatorio, entre otras transformaciones que dejaron marca.

Dueño de un carisma único, Menem además transformó la forma de hacer política, no sólo se unió a adversarios históricos del peronismo, sino que ganó popularidad por su acercamiento al mundo del deporte y la farándula, lo que le valió acusaciones de frivolización de la actividad política de parte de sus adversarios.

La corrupción también fue un tema central de su paso por el poder. Desde el inicio de su mandato las denuncias de sectores que cuestionaban el giro a la derecha de su gobierno primero y luego de sectores del poder económico local e internacional que habían salido perjudicados en su participación en el negocio de las privatizaciones impulsaron fuertes denuncias que lo complicaron sobre el final de su gestión y durante los años que estuvo fuera de la presidencia, aunque nunca llegó a estar detenido, excepto por una breve prisión preventiva domiciliaria que sufrió a los pocos meses de dejar el poder.

Senador desde 2005, Menem siguió debiendo dar respuesta en los tribunales sobre causas abiertas e incluso tuvo algunas condenas, como en el caso de la voladura del arsenal militar de Rio Tercero, aunque los fueros lo protegieron de quedar detenido.

NOTICIA EN DESARROLLO