Massa, entre el kirchnerismo y el Peronismo Federal

La caída del desdoblamiento electoral obliga al peronismo a redefinir su estrategia de cara a las elecciones.

El plan que el Frente Renovador le llevó a María Eugenia Vidal para desdoblar las elecciones en la provincia de Buenos Aires y lograr así que los intendentes peronistas se separen de una eventual candidatura presidencial de Cristina Fernandez de Kirchner fracasó esta semana con la decisión de llevar a cabo los comicios el mismo día que la elección presidencial.

“Se acabó el mito de Vidal buena y Macri malo”, disparó el massismo para dejar ver su enojo con la Gobernadora por dejar sin vida una idea que, en principio, pareció entusiasmarla.

Ahora, sin esa herramienta con la que pretendía fortalecer sus aspiraciones presidenciales, sólo le queda a Sergio Massa resolver si avanza en el entendimiento que inició con Juan Manuel Urtubey y Miguel Angel Pichetto, o si profundiza un acercamiento que insinuó con el kirchnerismo, que podría incluir una candidatura a vicegobernadora para su mujer, Malena Galmarini.

En el arranque de febrero, las principales opciones que parece tener por delante el peronismo son dos, aunque, claro, admiten variantes: La primera, la de los dos peronismos, contempla una candidatura presidencial de Cristina y otra candidatura presidencial de Alternativa Federal, que podría surgir de una interna entre Urtubey, Pichetto y eventualmente Massa. Si esa fuera la opción y los números no le dieran a Massa para llegar a la presidencia, el tigrense podría privilegiar una estrategia bonaerense. En las últimas horas se conoció un diálogo abierto con Martín Insaurralde para que el lomense encabece una fórmula a gobernador que incluya a Galmarini. Ese binomio podría jugar dentro del kirchnerismo, si tuviese el respaldo de la ex presidenta o se realizaran PASO (algo que parece descartado). Pero también es posible que, si el kirchnerismo prefiere a Axel Kicillof y a Verónica Magario para la Provincia, Insaurralde y el massismo hagan jugar a esa fórmula por afuera del kirchnerismo bonaerense.

La segunda opción es que el peronismo construya una propuesta unificada. Las condiciones que pone el no kirchnerismo es que la ex presidenta decline su candidatura presidencial y deje la vacante para ungir un candidato de consenso. Unidad Ciudadana propone, por supuesto, internas abiertas, pero nadie parece atreverse a una competencia abierta contra ella, así que, en ese caso, no habría unidad.

El consenso, como se sabe es muy difícil, pero a eso apuesta el propio Massa y, por supuesto, Roberto Lavagna, que ya dejó trascender que le interesa una candidatura presidencial en la medida que no tenga que disputar una interna y que represente a un espacio político más amplio que el peronismo, que incluya a radicales alejados de Cambiemos y a socialistas santafesinos, entre otros. Ambos candidatos, como antes pretendió Felipe Solá, que se adelantó a la jugada de Massa y abrió su propio diálogo con Cristina, deberían aspirar a no ser vetados por el kirchnerismo. Así evitarían caer en el lugar que ocupa hoy Urtubey en el firmamento K:  inacptable.

Es decir, si Cristina se baja, si el kirchnerismo acepta un candidato no kirchnerista con la condición de quedarse con el control de la provincia de Buenos Aires, si el Peronismo Federal acepta archivar las PASO y elegir un candidato de consenso con el kirchnerismo… Si todo eso ocurre, Macri debería estar preocupado.

Sin embargo, por ahora, parecen demasiadas condiciones para que alguien pierda el sueño en Olivos.