Por el coronavirus, la economía mundial caerá un 3%

Es la estimación del FMI, que propone inversión en salud, cooperación internacional, garantizar la cobertura de las necesidades la población y reestructuración de deudas.

El informe Perspectivas de la Economía Mundial del Fondo Monetario Internacional, publicado en las últimas horas, advierte que la economía se contraerá un 3 por ciento a nivel mundial. La recomendación del organismo, que habla del “gran confinamiento” y compara la crisis con la de 1930, es mayor inversión en salud, cooperación entre países y reestructuración de deudas. Además, advierte que los gobiernos deberán garantizar la cobertura de las necesidades de la población.

El informe de abril explica que “la pandemia de COVID-19 está infligiendo enormes y crecientes costos humanos en todo el mundo. Para proteger vidas y permitir que los sistemas sanitarios puedan hacer frente a la situación ha sido necesario recurrir a aislamientos, confinamientos y cierres generalizados con el fin de frenar la propagación del virus” y esto repercute “gravemente” en la actividad económica. “Como resultado de la pandemia, se proyecta que la economía mundial sufra una brusca contracción de -3% en 2020, mucho peor que la registrada durante la crisis financiera de 2008–09”, detalla.

Aventura que “en el escenario base, en el que se supone que la pandemia se disipa en el segundo semestre de 2020 y que las medidas de contención pueden ser replegadas gradualmente, se proyecta que la economía mundial crezca 5,8% en 2021, conforme la actividad económica se normalice gracias al apoyo brindado por las políticas”.

La peor recesión desde 1930

“Es muy probable que este año la economía mundial experimente la peor recesión desde la Gran Depresión, que relegará a un segundo plano la recesión registrada durante la crisis financiera mundial hace una década”, indica el texto, que habla del “Gran Confinamiento”. Señala que “provocará una drástica contracción del crecimiento mundial”.

“Para 2021 se proyecta una recuperación parcial, con tasas de crecimiento superiores a la tendencia, pero con un nivel del PIB que permanecerá por debajo de la tendencia previa al virus, y con mucha incertidumbre en cuanto al vigor de la recuperación. Es posible, y quizás hasta probable, que se registren cifras de crecimiento mucho peores. Esto sucedería si la pandemia y las medidas de contención se prolongan, si las economías emergentes y en desarrollo se ven aún más golpeadas, si persisten las condiciones financieras restrictivas, o si se registran secuelas más duraderas y generalizadas debidas a cierres de empresas y desempleo prolongado”, explica.

Salud y contención social

El FMI señala que “las cuarentenas, los confinamientos y el distanciamiento social son indispensables para desacelerar el contagio, dar tiempo a los sistemas sanitarios para que puedan absorber la escalada de la demanda de sus servicios y dar tiempo asimismo a los investigadores para que procuren desarrollar tratamientos y una vacuna”. “Estas medidas pueden ayudar a evitar una caída de la actividad aún más grave y prolongada, y pueden sentar las bases para la recuperación económica”, apunta.

De todos modos, aclara que “es esencial incrementar el gasto sanitario para garantizar que los sistemas de salud estén dotados de capacidad y recursos adecuados”.

Mientras la economía esté paralizada, las autoridades tendrán que garantizar que la gente pueda cubrir sus necesidades y que las empresas puedan reactivarse una vez que hayan pasado las fases agudas de la pandemia. A tales efectos se necesitan importantes medidas fiscales, monetarias y financieras focalizadas para preservar los vínculos económicos entre trabajadores y empresas y entre prestamistas y prestatarios, manteniendo intacta la infraestructura económica y financiera de la sociedad”, manifiesta el informe de abril.

Advierte que “el panorama económico se verá radicalmente alterado durante el período de la crisis y posiblemente después, con una mayor participación del gobierno y los bancos centrales en la economía”. “Además de compartir equipos y conocimientos especializados para reforzar los sistemas sanitarios en todo el mundo, debe haber un esfuerzo mundial para garantizar que los países tanto ricos como pobres tengan acceso inmediato a las terapias y vacunas que se desarrollen contra la COVID-19. La comunidad internacional también tendrá que incrementar la asistencia financiera a muchas economías de mercados emergentes y en desarrollo. En los casos en que se deban efectuar cuantiosos reembolsos de deuda, quizá sea necesario considerar moratorias o reestructuraciones de la deuda”, apunta.