La pobreza infantil en la Argentina aumentó a su nivel más alto en la última década y afecta al 51,7% de los niños y adolescentes del país, según el último informe del Barómetro de Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA).
De ese porcentaje, el 29.3% tiene un déficit en sus comidas, mientras que un 13% pasó hambre. En tanto, según el informe, la asistencia de los menores a comedores infantiles creció de forma constante y trepa al 35%.
Casi el 15% de los chicos y adolescentes del país no realiza al menos una de las cuatro comidas diarias que deben tener. A su vez, los resultados señalaron que la mitad del equivalente a 1,6 millones de chicos -de entre 2 y 17 años- suele saltearse la última alimentación del día.
El reporte expone además que, del 51,7% de los adolescentes y niños que viven en la pobreza, un 10,2% de ellos son indigentes. En el último periodo interanual de 2018 medido, la cifra de pobreza infantil aumentó de 48,1% a la actual, de acuerdo a las estimaciones de la Encuesta de la Deuda Social Argentina.
La incidencia de la inseguridad alimentaria total o extrema, reconocida como experiencia de hambre, es mayor entre los niños de 0 a 12 años, que son sostenidos por progenitores con fuentes de trabajo marginales residentes en el conurbano bonaerense.
La UCA analiza las inequidades asociadas a cada dimensión de los derechos del niño: se relevan datos sobre alimentación, salud, hábitat, subsistencia (pobreza), crianza y socialización, información, educación y trabajo infantil.