Laura Mambanegra o cómo crear con lo roto

Laura Mambanegara, es mosaiquista y conurbana. Artista fragmentaria y poliédrica su trabajo es una síntesis de una gran diversidad de campos culturales.

Laura Mambanegra, es una artista de Lanús dedicada a una técnica tan antigua como especial: el mosaiquismo. Muchas escuelas conurbanas cuentan con un mapa de mosaicos realizado por ella, una suerte de marca personal que la identifica al punto que hay quienes la reconocen como “la de los mapas”.

También es la ideóloga de Fox Attack, una intervención urbana que se inició en Lanús como homenaje a su mascota que ya atravesó el Atlántico para llegar a Europa.

¿Cómo llegaste al mosaiquismo?
Llegué hace diez años, tras ocho años de vivir en España. Allí, en Ojén y en Marbella tuve un bar. Regresé a Argentina y tras un par de años en Casilda, volví a Escalada con ganas de aprender a hacer algo con las manos y con materiales distintos. Había descubierto el mosaico en Cádiz. Hice un curso breve y luego se conviertió en mi pasión

Inspiraciones y admiraciones
Cada pieza rota conforma algo, todo sirve. Es casi como la vida: estamos hechos de pedazos y vamos armando y rearmando nuevos momentos. Admiro mucho, muchísimo, la obra de Gaudí, porque cada vez que la veo descubro algo nuevo.

Fox Attack
Empezó hace cuatro o cinco años y es un homenaje a Foxy, una perrita que yo había adoptado en Casilda. Estos ‘invasores urbanos’ en mosaicos los descubrí en Europa y como acá nadie los hacía se me ocurrió hacer unos zorritos y la gente los fue descubriendo por la calle.
Luego se fue dando que había gente a la que no conocía me escribía: “Voy a viajar a Perú, dame uno y lo llevo” Yo les daba un zorro y ellos los pegaban.
Tengo un album en Facebook con varios de ellos.

Los mapas
Es una donación que le hago a las escuelas públicas y que empezaron hace cuatro años. Soy hija de esas docentes que adoran lo que hacen y estuvieran cincuenta años ejerciendo. Sentía que tenía que darles algo a los chicos de las escuelas, así que llevo unos 15 mapas donados, varios de ellos están el Lanús, otros en Santa Clara del Mar, hay alguno en Santa fe.
Me gusta hacer eso. Es enorme y me hace bien

Mosaiquista y conurbana. Polifacética, Laura Mambanegra cuenta sobre sus mundos que van desde Escalada hasta el intevencionismo urbano y sus

Mosaiquismo en pandemia
Durante el período más duro de la pandemia no pude dar clases ni talleres. Tampoco pude trabajar, estuve dos meses sin agarrar las pinzas porque me hacía muy mal así que me dediqué mucho a hacer mapas y Foxis porque me despejaban la cabeza

Una pinza y un azulejo
A veces no los necesito para crear. Con un martillo y un cerámico ya estoy, es una técnica que se llama trencadis. De hecho, hace unos meses en la casa de mi ahijado había una mesada sin terminar, encontré cerámico y al rato estábamos todos, la familia, haciendo una mesada nueva con lo que había.

Un día perfecto
No sé si existen los días perfectos, pero un día que me hace muy bien y en el que me cierra todo es cuando voy a una escuela a instalar un mapa y están todos los chicos que quieren participar, preguntan sobre la técnica, adivinan las provincias… esas cosas me hacen bien al corazón.

Lanús, Escalada y el conurbano
Soy de Escalada y me crié acá, entre bicis, amigos y cervezas en la calle. Escalada aún tiene esa cosa de pueblo que me encanta. El conurbano tiene como distintivo eso de conocer gente variopinta y de la que aprendo mucho. En todas partes te cruzás con artistas increíbles.

Un maestro de la vida
No tengo, creo que mi familia biológica, mi familia del corazón y mis amigos son los que me enseñan todo el tiempo. Hay gente que conozco a través del taller o de la vida que generan vínculos extraordinarios.

Sobre gustos
Amo toda la bibliografía de Charles Bukowski, película como Kill Bill -de donde viene mi seudónimo Mambanegra- y Punto límite. No miro tele, ni series. La música es muy importante: investigo todo el tiempo, trato de escuchar cosas nuevas o aprender de las viejas, tengo un poco de melómana . Escucho mucho punk y reggae.

Estudié cine, a los 21 me fui a España y me quedé ocho años. Amo el mar y cada vez que puedo vuelvo a Santa Clara donde iba todos los veranos y me siento en casa. Ahí tengo una bici y eso me genera libertad.

Me da placer compartir una cerveza y una conversación. Me gusta compartir el Gancia con soda de los domingos en casa de mis viejos.

Le tengo terror a las pesadillas y me gustan las conversaciones bizarras con mi pareja, en eso, el encierro nos llevó a conversaciones diversas y divertidas.

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