Deep Water, un retorcido thriller erótico disponible en plataformas de streaming


En detalle

Un thriller erótico que no cumple con lo que promete
Dirección 4.0
Guión 6.0
Fotografía e iluminación 6.0
Actuación 6.0
Diseño de sonido 6.0
Lo mejor
La historia de la película parte de una buena premisa que abre expectativas.
Para mejorar
Hay una mala interpretación y exploración del deseo femenino, con poca profundización en los roles que ocupa cada uno de los miembros de este matrimonio.

Deep Water es el nuevo thriller erótico estrenado recientemente en Amazon Prime, dirigido por Adrian Lyne y protagonizado por Ben Affleck y Ana de Armas. Cuenta la historia del retorcido matrimonio de Vic y Melinda, en el que él permite que tenga relaciones con otros hombres con tal de salvar la pareja, pero cuando los amantes de Melinda comienzan a desaparecer, él se convierte en el principal sospechoso.

La película basada en la novela de Patricia Highsmith, inicia con un plano de Melinda (Ana de Armas) sentada en la escalera de entrada de su casa viendo a Vic (Ben Affleck) llegar con toda la ropa sucia, y desvestirse en la puerta. Cruzan pocas palabras y cada uno se va a su cuarto. Esta corta escena nos marca la cancha y nos proporciona los primeros indicios de extrañamiento para empezar a comprender (o no hacerlo) la intrincada relación que lleva este matrimonio.

En el pasado, Vic Van Allen diseñó un chip que permite a los drones encontrar puntos de acceso a personas para bombardearlas, y por esto se convirtió en un millonario de renombre que no tiene necesidad alguna de trabajar, y vive estancado en una rutinaria vida dentro de las (muchas y enormes) paredes de su casa. Se casó hace ya varios años con Melinda, una mujer completamente sensual y arriesgada con quien tuvieron una hija, Trixie.

Desde un principio resulta extraña la relación de ellos dos, y escapa al entendimiento común que tenemos normalmente de lo que debe ser una pareja. Vic es totalmente fiel a Melinda, su vida pasa sin pena ni gloria, es un hombre cuya rutina se basa en cuidar a su hija, andar en bicicleta y estar todo el tiempo en la casa. En este punto podemos decir que los cuestionables y dudosos dones actorales de Ben Affleck encuentran un espacio de confort: construir un personaje que no necesita de mayores implicancias en cuanto a la transmisión corporal y gestual. Su parsimonia junto con un rostro que nada intenta decir, increíblemente acompañan de manera acertada la línea de nuestro protagonista. Nunca sabemos verdaderamente qué le pasa, qué siente ni qué piensa Vic Van Hallen. Mientras tanto, Melinda es absolutamente opuesta a él. Su personaje nos transmite todo el tiempo un vacío tan grande que la conduce a una necesidad desesperada de buscar algo que la haga sentir viva, fuera del encierro de esa casa. Es por esto que su mejor aliado es el alcohol, y su actividad constante buscar hombres con los que acostarse, jugando siempre al límite y abiertamente para provocarle celos a su esposo.

El momento en que la película debería empezar a ponerse interesante, es cuando mientras vamos descubriendo el terriblemente tóxico vínculo entre Vic y Melinda, aparece al pasar en una conversación sin demasiada relevancia, uno de los puntos más importantes de la trama: en una reunión con gente tan exitosa y sofisticada como ellos, un hombre conoce a Vic y al escuchar su nombre completo comenta que lo conoce por los rumores de que mató a un hombre. Este hombre no era nada más ni nada menos que uno de los tantos amantes de Melinda. A partir de ahí, nuestro protagonista comienza a ser el sospechoso de perseguir y desaparecer a todo hombre con quién su mujer se acueste.

Deep Water es un claro ejemplo de una situación que se repite constantemente en ciertas producciones: una buena premisa, mal llevada a cabo. En vez de apostar, de entregar y de ir al límite explotando una buena idea y personajes dotados de una oscuridad interesante de explorar, se decide a quedarse en medias tintas y apelar a la tibieza, por lo que llegando al clímax del film, la resolución nos resulta predecible y carente de impacto. Sumado a esto, la película no cumple ni siquiera con lo que ella misma promete, que es ser un thriller erótico. Al no cimentar sobre bases sólidas, el suspenso en esta película hace agua y el espectador no llega a comprarlo porque ya sabe lo que va a pasar. El plano erótico podría haber sido un efectivo y fácil acierto, donde nos resulta común la pasión y el desenfreno de los cuerpos y el sexo en un vínculo de amor-odio, dependencia y toxicidad, pero los personajes son de tan floja construcción que no llegan a conectar y sacar chispas entre ellos como deberían para estar a la altura de lo que el guión les exige.

Podríamos debatir la incapacidad del director para aggiornarse a una mirada actual y profunda de los temas que decide llevar a la pantalla. Teniendo unos cuantos éxitos en su bolsillo (Atracción fatal, Nueve semanas y media), parece preciso decir que es imposible tratar temas similares utilizando la misma óptica de hace décadas. Hay una mala interpretación y exploración del deseo femenino, con poca profundización en los roles que ocupa cada uno de los miembros de este matrimonio en la dinámica del vínculo, y una desperdiciada temática que hace referencia a la infelicidad de la rutina y la búsqueda desesperada de estímulos por fuera de ella. En el intento de mostrar una erótica y enferma relación que puede llevar tanto al hombre como a la mujer a cruzar los límites de manera que ni ellos mismos se imaginarían, se eligieron caminos descuidados y superficiales.

Ficha técnica

Título original: Deep water
Año: 2022
Duración: 153 minutos
Género: Thriller erótico
Dirección: Adrian Lyne
Reparto: Ben Affleck, Ana de Armas, Jacob Elordi, Tracy Letts
Dónde ver: Amazon Prime