Cine argentino: Más respeto que soy tu madre, un retrato nacional


En detalle

Es una pieza profundamente costumbrista de espíritu satírico, tosco y grotesco, que en pos de construir esta comedia, que satura los matices de personajes tradicionales y acertadamente estereotipados
Dirección 9.0
Guión 9.0
Fotografía e iluminación 8.0
Actuación 8.5
Diseño de sonido 8.0
Lo mejor
La escritura y el estilo de Casciari está presente en todo, y eso es, probablemente, lo que más enriquece a la película.
Para mejorar
A la elección del elenco parece no sobrarle ni faltarle nada.

Más respeto que soy tu madre es uno de los últimos estrenos nacionales de la pantalla grande. Dirigida por Marcos Carnevale y guionada por el prolífico escritor Hernán Casciari y su amigo Christian Basilis, retrata las vicisitudes que atraviesa una familia tradicional argentina de clase media baja a fines de los años 90.

Primero fue un folletín en Orsai, el blog de Casciari, luego se convirtió en un libro, más tarde dio vida a una exitosísima obra de teatro protagonizada por Antonio Gasalla, y finalmente hoy llega a todos los cines del país, constituyendo una producción sumamente taquillera a tan sólo unos pocos días desde su estreno.

La película se ancla en el núcleo de la familia Bertotti, oriundos de la ciudad de Mercedes. Mirta (Florencia Peña) y Zacarías (Guillermo Arengo), a quien nunca llaman por su nombre, sino por su apodo: “El gordo”, son un matrimonio tradicional. Ella, ama de casa, se la rebusca para hacer malabares con la poca plata que genera su marido a raíz de su trabajo como folletero y repartidor en una pizzería de poca monta, a la vez que intenta terminar de educar lo mejor posible a sus hijos: Nacho (Bruno Giganti), es el más grande de los tres, ya no vive en la casa, y es el único que parece haber podido despegar del nido familiar para hacer algo de su vida. Está a punto de irse a Boston con su novio que lo espera allá. Caio (Agustín Battioni) es el hijo del medio, a quien nadie le presta demasiada atención. Es sumamente torpe y se la pasa metiendo la pata debido a sus pocas luces. Y Sofía (Angela Torres), es la hija menor de esta familia, la adolescente rebelde y transgresora.

Como es de esperarse, al igual que a lo largo y ancho del país, en esta casa chorizo clásica, con un trabajo inestable que no alcanza para funcionar como sostén de la familia, la crisis económica es moneda corriente. Así comienza la película, interpelando al espectador desde la narrativa directa a cámara del personaje de Mirta, que rompe la cuarta pared para contarle al público la realidad de su familia.

El punto de quiebre que pone a funcionar los engranajes de esta historia es, sin ninguna duda, el personaje del Nono (Diego Peretti), un viejo italiano y rockero que vive en el recuerdo de su juventud dorada, fumando porro y rememorando viejos tiempos en el mostrador de su pizzería, que supo ser conocida y exitosa en el barrio pero dejó venir abajo y ahora es tan solo restos, mugre y oscuridad. Y este es el hecho que convoca a la familia entera a ponerse en acción por un objetivo en común: remodelar y abrir las puertas de la pizzería Bertotti para recibir el año 2000 todos juntos y así cumplirle el sueño al Nono.

Más respeto que soy tu madre es una pieza profundamente costumbrista de espíritu satírico, tosco y grotesco, que en pos de construir esta comedia, satura los matices de personajes tradicionales y acertadamente estereotipados: un matrimonio compuesto por un desocupado buscavidas, una mujer que entra en la menopausia, un viejo nostálgico y drogón, y tres hijos llenos de traumas que intentan lidiar con los problemas de sus vidas como pueden.

Es clara la búsqueda de referir a obras clásicas del cine y la televisión nacional, entre las que se podría mencionar Esperando la Carroza. El espíritu histriónico, exagerado y farsesco de ese estilo de producciones está presente en toda la película pero, por sobre todo, en la construcción de los personajes y sus voces. A la elección del elenco parece no sobrarle ni faltarle nada, logrando que los actores hayan captado e interiorizado las contradicciones que los componen, aquellas que los vuelven profundamente patéticos, y a su vez, completamente humanos, y que generan las situaciones más cómicas y las más emotivas. Hay un trabajo muy fino en la construcción del lunfardo, de la época y del contexto, que es notable en el producto final.

La escritura y el estilo de Casciari está presente en todo, y eso es, probablemente, lo que más enriquece a la película. Desde el punto más explícito y sin ir más lejos, los escenarios que vemos en el film son aquellos en dónde transcurrió verdaderamente la historia que el guionista y escritor nos cuenta. Son la iglesia, la carnicería y la plaza de Mercedes, su ciudad natal, las que hablan a través de los planos, los sonidos y los colores, de la identidad del contexto. Además, la escritura misma es la que dota al relato del ritmo y el objetivo principal, que quien haya leído a Casciari puede reconocer con facilidad: un loop constante en el que el espectador es llevado a la risa más profunda, para luego someterse al golpe bajo y emotivo, que lo deje secándose las lágrimas.

La búsqueda del estilo propio y la capacidad de llevar eso mismo a las obras que se crean, es quizás uno de los desafíos más importantes y complicados de un artista. No hay dudas de que Hernán Casciari lo ha conseguido, y esto facilitó que la elección de la persona para dirigir esta película sea realmente la acertada. Marcos Carnevale entendió completamente el código y el registro en el que se debían trabajar los personajes y los climas dramáticos y cómicos de esta historia, generando como consecuencia, una producción de grandísimo nivel.

Ficha técnica

Título original: Más respeto que soy tu madre
Año: 2022
Duración: 140 minutos
Género: Comedia
Director: Marcos Carnevale
Reparto: Florencia Peña, Diego Peretti, Guillermo Arengo, Angela Torres, Agustín Battioni, Bruno Giganti
Dónde ver: En cines