Murió Antonio Gala, poeta andaluz


El poeta y dramaturgo Antonio Gala falleció hoy a los 92 años en la ciudad andaluza de Córdoba, según informaron su familia y el Patronato de la Fundación que lleva su nombre quienes mostraron su “profundo pesar” al comunicar el “fallecimiento de nuestro querido maestro y fundador Antonio Gala”.

El Ayuntamiento de Alhaurín El Grande, en la provincia de Málaga, decretará tres días de luto oficial a partir del lunes por el fallecimiento del escritor, Hijo Adoptivo e Hijo Predilecto de la localidad a la que el poeta y dramaturgo definió como “el pueblo que yo soñé” y donde vivió.

Mientras los reyes de España recordaron a Gala a quien definieron como “la condición humana hecha poesía y la sensibilidad hecha palabra”, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, lamentó la pérdida de uno de sus “más grandes escritores” y sostuvo que el poeta “supo capturar la sensibilidad humana a través de su narrativa, su poesía y su teatro”.

Un andaluz adoptivo y universal

Antonio Gala fue uno de los autores en español más leídos y más reconocidos, tanto dentro como fuera de España; un escritor, dramaturgo, poeta y ensayista de personalidad compleja, gran elegancia y vastísima cultura.

Pese a haber nacido en Brazatortas, en plena Alcarria el 2 de octubre de 1931, Ángel Custodio Gala y Velasco, siempre se consideró cordobés al haber vivido gran parte de su vida en esta ciudad andaluza, que además tuvo un gran peso en su obra al punto que la sede de la fundación que lleva su nombre tiene su sede en la antigua capital de los Omeyas.

Hijo de un médico, Luis Gala Calvo, y de Adoración Velasco, fue un niño precoz que a los cuatro años escribió su primer relato; con cinco, su primera pieza teatral y a los 14 años ofreció su primera conferencia en el Círculo de la Amistad de Córdoba.

Se licenció en Sevilla en Derecho y en Filosofía y Letras primero y, después, estudió Ciencias Políticas y Económicas en Madrid, donde además se doctoró en Derecho, etapa a la que pertenecen sus primeros poemas, que publicó en revistas. Y junto a amigos como Gloria Fuertes y Julio Mariscal, fundó las revistas Aljibe y Arquero de Poesía.

Tras abandonar una oposición a la abogacía del Estado, comenzó una etapa bohemia, en la que incursionó en distintos oficios para ganarse la vida como en Madrid donde trabajaría como profesor de Historia del Arte y de Filosofía en varios colegios.

A pesar de acumular numerosos premios o distinciones, nunca recibió alguno de los considerados grandes premios de las letras españolas.

Miembro de honor en la Real Academia de Córdoba de Ciencias y de las Bellas Letras y Nobles Artes (2008), fue reconocido con el Premio de la Crítica, el Quijote de Oro 1972-73, el Premio Nacional de Guiones 1973, el Premio Medios Audiovisuales 1976, el Premio de las Letras Andaluzas 1989, el Max de Honor 2001 y el de Periodismo de la Asociación Pro Derechos Humanos, entre otros.

Su primera obra poética, Enemigo íntimo (1959), ya fue reconocida con el Premio Adonais de Poesía. Le seguirían otras , como Sonetos de la Zubia (1981) Poemas cordobeses (1994), o El poema de Tobías desangelado (2005), al que el propio autor consideraba su “testamento literario”.

Tras vivir un año en Florencia, donde dirigió la galería La Borghese, de vuelta a España, inició su carrera teatral con Los verdes campos del edén (1963), que fue Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca.

Después vendrían Los buenos días perdidos, que ganó el Premio Nacional de Literatura (1972), Anillos para una dama (1973), ¿Por qué corres Ulises? (1975), Petra Regalada (1980), Samarkanda (1985), Carmen, Carmen (1988) y La truhana (1992).

Su primera novela tuvo que esperar hasta 1990 para ser publicada: El manuscrito carmesí, con la que ganó el Planeta.

Tras ella, publicó La pasión turca (1993) y Más allá del jardín (1995), ambas llevadas al cine, La regla de tres (1996); Las afueras de Dios (1999); El pedestal de las estatuas (2007) o Los papeles de agua (2009).

También fue un articulista prolífico y polémico, muchos de ellos, recogidos en libros como Mis charlas con Troylo (1981) -Premio César González Ruano de Periodismo-, o La Tronera, título de su columna de El Mundo desde 1992.

Gala escribió también guiones para TV y hasta se atrevió con una ópera, Cristóbal Colón.

El último Gala

Hijo predilecto de Andalucía, era un gran experto en la cultura árabe en la España de Al-Andalus, con títulos como Granada de los nazaríes (1992), Andaluz (1994) o el recopilatorio Córdoba de Gala (1993) y como presidente fundador de la Asociación de Amistad Hispano Árabe.

Activista político, en 1986 participó activamente en la Plataforma Cívica, que propugnó el No en el referéndum contra la OTAN; apoyó la huelga general de 1988; en 1993 encabezó manifestaciones contra la Ley de seguridad ciudadana del entonces ministro del Interior, José Luis Corcuera y respaldó el Movimiento del 15M.

En julio de 2011 desde su columna en El Mundo reveló que padecía un cáncer de colon de difícil extirpación y, desde entonces, estuvo luchando contra la enfermedad, sin salir de su domicilio, hasta junio de 2014, cuando muy abatido, se dejó ver en la entrega de los premios de poesía que llevan su nombre.

Un año después, volvió a acudir a la cita tras anunciar unos meses antes, en febrero de 2015, que estaba libre del cáncer.

El 20 de noviembre de este mismo año, pronunció un emotivo discurso grabado que sonó a despedida, durante el acto de entrega de los Premios Turismo de Granada 2015. Gala, que no viajó a la ciudad nazarí debido a su delicado estado de salud, intervino a través de una grabación en la que confesó “sentirse en las últimas”.

Una de sus últimas apariciones públicas fue en abril de 2018, cuando asistió a la entrega de los Premios Loewe de Poesía, concedido a un antiguo becario de su fundación y gran amigo, Ben Clark.

En 2017 se presentó Córdoba de Gala, una antología que reúne textos del autor sobre la ciudad andaluza extraídos de su obra literaria y que amplía la edición publicada en 1993 con el mismo título.

En 2021 se abrió la casa-museo de Antonio Gala en la finca La Baltasara de la localidad malagueña de Alhaurín el Grande, donde residió el escritor, como centro cultural multidisciplinar con vocación internacional.