Detuvieron al amigo del comerciante descuartizado y no hay más prófugos en la causa


La policía detuvo al amigo Fernando Pérez Algaba (41), el comerciante descuartizado en Ingeniero Budge, y ya no quedan prófugos por el crimen. Se trata de Nahuel Sebastián Vargas (43), que fue arrestado en Castelar tras un allanamiento ordaneado por la UFI 5 de Lomas de Zamora. Tenía pedido de captura nacional e internacional.

El hombre se estaba escondiendo en la casa de su mamá en la calle Los Indios, en Castelar, según informaron fuentes policiales. Las autoridades ordenaron un allanamiento de urgencia, donde los efectivos ingresaron y lo arrestaron.

Uno de los detenidos por el crimen de Lechuga declaró que los acusados Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas llegaron a su casa de Budge con el cadáver ya descuartizado y embolsado, y que él les dio la valija para que colocaran los restos, que fueron hallados días después un arroyo de la zona.

En tanto, este mediodía se sumó al expediente un séptimo detenido, el comisario de la Policía de la Ciudad Horacio Córdoba. Este último está señalado como quien le facilitó a Pilepich el número de teléfono a nombre del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño que se cree que utilizó en las horas previas y posteriores al crimen para comunicarse con sus cómplices.

Córdoba quedó imputado por el delito de “homicidio cuádruplemente calificado por el uso de arma, alevosía, codicia y por el concurso premeditado de dos o más personas”, al igual que el resto de los detenidos Pilepich, Contrera, Gil, Chamorro, Fernando Gastón Martín Carrizo y la gestora Flavia Lorena Bomrad.

El crimen del comerciante descuartizado

Para el Ministerio Público el crimen del empresario Pérez Algaba fue cometido por una deuda de 50.000 dólares y 17 terrenos que el imputado Pilepich debía entregarle a la víctima. Este último, con el fin de cobrarla, fue la tarde del 18 de julio hasta el predio Renacer de General Rodríguez a encontrarse con él.

Camino a ese campo, donde se cree pudo ser capturado y asesinado, Lechuga reconoció en un mensaje de audio que temía por su vida ante la posibilidad de ser baleado, según las pruebas referidas por el fiscal.

El fiscal consideró que, más allá de sus negocios en común, entre Pilepich y Pérez Algaba existía “una relación de amores y odio, en la que se advierte y se puede afirmar la existencia de discusiones peleas y amenazas que se efectuaban entre ambos”.

Pérez Algaba fue visto por última vez la tarde del 18 de julio cuando a bordo de una camioneta Range Rover blanca que le había prestado Pilepich se dirigió junto a Vargas al predio Renacer a cobrar esa deuda.

La desaparición del Lechuga fue denunciada al día siguiente por la dueña de un departamento que la víctima había alquilado de manera temporal en el partido de Ituzaingó. Al no tener noticias suyas, fue a una comisaría para hacer un pedido de averiguación de paradero.