El puma regresa para volver a reinar en las pampas

Si bien durante muchos años los registros de avistamientos de pumas fueron escasos en territorio bonaerense, ahora hubo apariciones en 81 distritos.

En marzo trabajadores agropecuarios de Florentino Ameghino fueron sorprendidos por cuatro pumas, ese mes; un hombre encontró un ejemplar muerto cerca de Jeppener, Brandsen; en abril hallaron un cachorro en Valdés, 25 de Mayo; mientras que en mayo otro se paseó por las calles de Lobería; en junio divisaron a un puma en San Miguel del Monte y en agosto otro merodeó por las casas de Punta Alta en Coronel Rosales.

Los pumas están colonizando nuevamente las tierras sobre las que reinaron. Considerado después del tigre, el león y el jaguar como el cuarto felino más grande del mundo, el puma concolor es un animal ágil: corredor veloz, puede dar saltos y sabe nadar.

Adaptable a distintos ambientes, varía de color y tamaño según la región en la que se encuentre dentro de su hábitat que va desde Canadá hasta la Patagonia.

Un documento del investigador Eduardo De Lucca señala que “para mediados del siglo XX la totalidad de las poblaciones de Puma concolor fueron extirpadas de la ecorregión pampeana de la Argentina” y que fue en la década del setenta que comenzó un proceso de recolonización.

El humano, ese predador

La retirada del puma estaría relacionada con la actividad agropecuaria cuando “la introducción de millones de ovinos a partir de mediados del siglo XIX” y “la masiva ocupación” del campo “seguramente fueron determinantes para la marcada contracción poblacional de puma” en las pampas.

Por el contrario, la vuelta de este felino al territorio bonaerense puede estar relacionada con otro cambio en la producción rural cuando en la década del setenta se inició un proceso de franca aceleración de “conversión de tierras” cuando se incorpora la soja.

“La agriculturización de la región pampeana y la mejora en las prácticas de cultivo conllevo un despoblamiento rural que habría favorecido la recolonización de Puma concolor y su dispersión en una vasta superficie de la provincia, detallaron.

Se especula que el territorio de los partidos relacionados al sistema serrano de Ventania habría sido “donde se asentó la primera población reproductiva luego de la extirpación”. En este sentido, los investigadores indicaron que “a principios de la década de 1970 la conjugación de grandes incendios en los caldenales de La Pampa y una marcada declinación en la producción ovina habría hecho permeable, a este sistema de sierras, a la recolonización”.

En 2019 desde el actual Ministerio de Ambiente relacionaron la reaparición del puma en la provincia a la prohibición de su matanza, ya que se trata de una especie protegida por la ley provincial Nº 11.723. “En La Pampa está permitida la caza y tal vez por eso se vienen desplazando a Buenos Aires. Quizá, también, siguiendo al jabalí que es una de las presas preferidas del puma”, indicaron en aquel entonces.

El Puma, por todos lados

Un trabajo publicado en 2020 anuncia 184 registros de presencia de pumas en la provincia de Buenos Aires entre abril de 2015 y julio de 2019, en unos 57 distritos.

Hoy sumaron “21 nuevos partidos a la distribución”. Estos son: Ayacucho, Bolívar, Bragado, Brandsen, Carlos Casares, Chacabuco, Daireaux, General Pinto, González Chávez, Laprida, Magdalena, Maipú, Mercedes, Navarro, Rauch, Roque Pérez, Salliqueló, San Andrés de Giles, San Nicolás, Trenque Lauquen y Villa Gesell. De esta manera, “la especie cuenta con registros para 81 partidos” de los 135 que conforman la provincia.

Los investigadores advirtieron además que en 67 registros hubo “evidencia concreta de presencia”. O sea, fotos de huellas, animales depredados, pumas muertos o videos de avistamientos. El partido con mayor cantidad de registros con evidencia concreta del relevamiento fue Necochea (7), seguido por Tres Arroyos (6), Daireaux (3), Saavedra (3) y Tandil (3). Además, explicaron que en 34 casos “se mencionaron hembras preñadas, hembras con cachorros o cachorros” y destacaron que “8 registros correspondieron a pumas hallados a menos de 150 kilómetros” del centro de la ciudad de Buenos Aires.

Conflictos por la supervivencia

El trabajo de 2020 también da cuenta de 49 menciones de registros de ataques de pumas a ganados, 44 referencias sobre pumas cazados, 11 de atropellados y 16 situaciones de mascotismo.

En este marco, señalaron como “preocupante” que “en áreas recientemente recolonizadas” por pumas en la provincia se han generado alarmas a través de noticias periodísticas, lo que fue “aprovechado por productores pecuarios para ejercer presión sobre las autoridades de fauna con el fin de que se autorice su caza”.

“Ante esta situación, lo recomendable seria que se destinaran recursos provinciales para disminuir la caza ilegal del puma, así como de sus presas, y a apoyar financieramente la realización de estudios de conflicto en aquellos partidos de donde provienen la mayor cantidad de reportes de depredación”, explicaron