Piumato reclamó que “nadie” pague Ganancias

Consideró que la decisión de  la Corte es “hacerle el juego” a los que quieren seguir con el “sistema tributario y regresivo”.

La Corte Suprema de Justicia determinó ayer que los jueces que asumieron desde 2017 en adelante deberán pagar el Impuesto a las Ganancias. El secretario general de la Unión de Empleados de la Justicia, Julio Piumato, ratificó las críticas al tributo y reclamó que “nadie” debería abonarlo.

Calificó como “injusto” que los trabajadores abonen el Impuesto a las Ganancias. “Es hacerles el juego a los que quieren seguir con un sistema tributario distorsivo y regresivo. No tendría que pagar nadie”, sentenció el dirigente, que mantiene en alto una de las banderas, especialmente durante el kirchnerismo, de la CGT.

Los representantes de los trabajadores advertían, por ese entonces, que es un “impuesto al trabajo” y mantuvieron férreos enfrentamientos con la administración anterior por este gravamen. Hoy, el reclamo de los dirigentes es que el presidente Mauricio Macri cumpla con su promesa de campaña: eliminar  el Impuesto a las Ganancias.

La Corte Suprema resolvió ayer por unanimidad revocar la medida cautelar que había exceptuado del pago del impuesto a las ganancias a un grupo de magistrados y funcionarios del Poder Judicial de la Nación y del Ministerio Público que asumieron sus actuales cargos con posterioridad al 1 de enero de 2017.

Concluyó que no existían razones suficientes para adoptar una decisión cautelar de tal gravedad que eximiera del cumplimiento de lo ordenado por la ley a los sujetos representados por la actora. De ello derivó que la vigente ley de impuesto a las ganancias resulta plenamente aplicable.

El Tribunal señaló que resultaba imprescindible recordar su doctrina según la cual la misión del juez es aplicar el derecho objetivo con independencia del planteo de las partes, máxime si se trata de obligaciones tributarias, cuya naturaleza es de derecho público no disponible. Consideró que, siendo ello así, los magistrados honrados con un cargo que impone tan alta misión deben ser los primeros ciudadanos llamados a cumplir la ley cabalmente.