¿Qué pasa con la terapia en tiempos de cuarentena?

¿Cuán importante es lo presencia? ¿Con qué dificultades se encuentran los profesionales? ¿Hay más demanda en tiempos de confinamiento? La reflexión de dos profesionales.

En el marco de la cuarentena hay muchas personas que desean o requieren terapia, y también están aquellos que ya se encontraban en tratamiento y lo continúan de manera virtual. Sin embargo, hay profesionales que entienden que el factor presencial es fundamental y consideran necesaria la pronta elaboración de un protocolo para retomar el trabajo en sus consultorios.

Algunos terapeutas plantean que la virtualidad no es un impedimento para continuar ninguno de los tratamientos, pero también están aquellos que consideran que lo presencial debe reanudarse para una efectiva tarea. La psicóloga de Lomas de Zamora Clara Pellegrino señaló que todo lo que tiene que ver con adicciones, depresiones, trastornos alimenticios o ideas suicidas necesitan “un tiempo de terapia”, en la cual el sostén físico y presencial “es esencial”. “Son patologías que están presentes todo el día e invaden el pensamiento”, planteó.

Sin embargo, el psicólogo con orientación psicoanalítica Unai Rivas Campo sostuvo que es “posible” la transferencia vía telefónica o de manera virtual, y que se puede conseguir un trabajo “igual o parecido”. “Porque cuando un paciente nos llama en el medio de la noche o en un horario en el que no puede venir, lo atendemos y es posible esto”, remarcó. “Las patologías que yo tenía que eran difíciles de tratar siguen siendo difíciles de tratar por teléfono. No puedo decir que haya un justificante lo suficientemente sólido como para habilitar un protocolo para ciertas patologías”, consideró.

El factor de lo presencial

Pellegrino criticó que la atención virtual no “le da lugar” a ciertos pacientes con patologías que requieren terapia presencial. Mencionó como ejemplo a las personas con depresión, que “les cuesta salir de la cama”; a aquellas que tienen fobias; y otrtras patologías “más graves”, como la esquizofrenia o la bipolaridad. “Y si todo lo que se absorbe es el encerrarte en tu casa, toda esa estabilidad emocional que se genera a través de una contención, se pierde”, planteó. Es por eso que considera de “máxima necesidad” la reapertura de los consultorios.

“Evidentemente cuando uno tiene que asumir criterios de salud hay que entender que si yo llevo a 50 personas en la semana a mi consultorio, yo estoy siendo un foco de contagio, y por supuesto que frente a la posibilidad de morirse y contagiar a gente, la salud mental tiene que adaptarse a eso”, remarcó Rivas Campo. E insistió en que el aislamiento “no impide conectarnos con la corporalidad del otro”.

“La verdad es que el trabajo se puede hacer y se hace bien. Es una limitación que uno tiene que asumir de alguna manera por el bien común, porque tiene que ser un trabajo sinérgico entre la salud mental y la medicina “, analizó el profesional.

¿Hay algo para rescatar en esta nueva modalidad?

Ambos profesionales valoraron que algunos factores de la virtualidad enriquecieron o favorecieron, en algunas ocasiones, la terapia. El especialista remarcó que en una primera etapa de la cuarentena se dio un “fenómeno muy interesante”, ya que “muy poquitas” personas se sintieron angustiadas o agobiadas. “Fue todo lo contrario a lo que se esperaba. La mayor parte de mis pacientes estaba bien porque encontró un lugar de mucha paz interior, claridad personal y a mí me dejo bastante sorprendido”, recordó.

Cuando llegó el coronavirus, el adentro y el afuera quedaron “tremendamente marcados”. “De repente nos quedamos en casa con un objeto malo afuera que absorbía esa proyección de objeto malo, entonces las primeras dos o tres semanas fueron una paz para mucha gente que estaba neurotizada”, planteó.

Al respecto, Pellegrino precisó que a “mucha gente” le es “funcional” la atención virtual. El no traslado físico y la ausencia de la “mirada ajena” le dieron impulso a los tratamientos. Rivas Campo coincidió en que la terapia virtual prácticamente no tiene ausentismo y permite un trabajo “más continuado”.

A futuro

¿Cómo podrán repercutir estas cuestiones en un mañana? ¿Podría aparecer algún trauma post pandemia? “Lo que no se trate ahora desde los niveles más simples de tener miedo al virus a lo que pueda generar como la muerte, va a ser post traumático”, evaluó Pellegrino.; mientras que Rivas Campo aclaró que va a responder a los “mismos criterios” que cualquier trauma. “Porque ninguna experiencia por muy dolorosa que sea tiene el potencial de traumatizar”, sentenció.