Celebran la beatificación del cardenal Eduardo Pironio en Luján

La beatificación del cardenal Eduardo Pironio será celebrada mañana frente a la Basílica de Luján. El domingo habrá otra misa.

La beatificación del cardenal Eduardo Pironio será celebrada mañana en la basílica de Luján, en una ceremonia que será encabezada por un enviado del Papa Francisco, el cardenal Francisco Vérgez Alzaga.

La Agencia Informativa Católica Argentina (AICA) informó que también participará de la misa el nuncio apostólico en el país, monseñor Miroslaw Adamczyk, junto con diversos obispos y sacerdotes.

La celebración de la beatificación será en la plaza General Belgrano, a las 11, frente a las puertas de la basílica santuario de Nuestra Señora de Luján.

El domingo, a la misma hora, se celebrará la misa de acción de gracias por el nuevo beato en el interior de la Basílica.

Además, el domingo, en Roma, a las 18.30 hora local (14.30 de Buenos Aires) el cardenal argentino Leonardo Sandri presidirá un oficio religioso en la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores.

En tanto, el obispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, compartió con la comunidad diocesana un mensaje de Adviento. “Providencialmente, en estos días un sacerdote de la diócesis toma un libro y ahí encuentra una carta del cardenal Pironio a su amigo, el padre Ángelo, que sería después obispo auxiliar de nuestra diócesis”, dijo.

“Qué buen corazón para acercarse al corazón del amigo”, sostuvo Scheinig tras destacar la “delicadeza del cardenal“.

También manifestó que el cardenal Pironio se ha destacado por ser un hombre de esperanza, un hombre que, en toda su predicación, en su forma de vivir el Evangelio, ha dado ánimo, ha dado esperanza.

Quién fue Eduardo Pironio

Eduardo Pironio (1920-1998) fue ordenado como sacerdote en 1943, teólogo, profesor, decano del Instituto de Teología de la Universidad Católica en 1960, rector del Seminario de Buenos Aires también en 1960, fue ungido como obispo en 1964 y como cardenal en 1976 durante el papado de Paulo VI.

Se destacó acompañando a los jóvenes seminaristas, al laicado argentino desde la Acción Católica, participando como perito y, luego, padre Conciliar en la 3° y 4° sesión del Concilio Vaticano II, animando el pentecostés de la Iglesia latinoamericana como secretario y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) entre los años 1967-1974.

Sirvió en su ministerio siendo obispo como auxiliar en La Plata (1964), administrador Apostólico en Avellaneda (1967) y obispo titular en Mar del Plata (1972-1975).

En la Curia Romana le fue encargada por San Pablo VI la conducción de la Sagrada Congregación para los Religiosos e Institutos Seculares, y participar de diversas congregaciones como miembro de ellas.

Después San Juan Pablo II le pidió que asumiera como Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, desde donde inspiró -leyendo las búsquedas juveniles- las Jornadas Mundiales de la Juventud.