El comienzo no fue feliz. Hay que cambiar el ejercicio de la política, no hay dudas, sino el presidente Javier Milei no hubiera llegado a la primera magistratura. La concordia es lo que sirve para los consensos. No es razonable hablar de espaldas al Congreso y los legisladores, y luego pedir su apoyo. Además que, en sí mismo, es un atropello a la división de poderes y una tentativa de ejercer la suma del Poder público.
El Decreto de Necesidad y Urgencia, que deroga 300 leyes y modifica otras tantas, cristaliza que el poder Ejecutivo Nacional se arrogue facultades legislativas vedadas y podría significar un avasallamiento a las incumbencias de los otros poderes del Estado.
Las facultades para dictar un DNU son admitidas por la Constitución Nacional en condiciones de rigurosa excepcionalidad para limitar y no para ampliar el sistema presidencialista, por lo tanto se trata de una iniciativa que tensiona y pone en juego el sistema de contrapesos y equilibrios, como sostenían los formuladores de la teoría de la división de poderes John Locke y Charles Louis de Secondat (Montesquieu), respecto que ningún poder mandará sobre el resto.
Cumplir la Constitución no es sadismo, no es corrupción, es garantizar los derechos y libertades de las personas. Regula la organización y el ejercicio de los poderes del Estado. Es la ley suprema porque los demás leyes deben respetar sus lineamientos.