Comenzó el juicio al “Loco Cacho”

Está acusado de asesinar a Silvia y Yamila Rosso en diciembre de 2014 en Avellaneda.

Arrancó este miércoles el juicio contra Alberto Pérez, alias “el Loco Cacho”, imputado por el doble homicidio Silvia y Yamila Rosso, ocurrido en diciembre de 2014 en Avellaneda. Tras el crimen el hombre, que en ese momento tenía 53 años, escapó y estuvo prófugo hasta que lo detuvieron casi un año después en Brasil.

En la primera audiencia ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de Lomas de Zamora, el fiscal Pablo Pando adelantó que durante el juicio demostrará que “el imputado, con intenciones de ocasionar la muerte de Silvia y Yamila Rosso, les realizó disparos de armas de fuego”.

El abogado querellante, Juan Manuel Combi, adhirió a lo dicho por Pando y agregó que en base a los testimonios y los documentos “se encontrarán los agravantes para comprobar la culpabilidad”. Por su parte, el abogado defensor, Carlos Mauricio Catalano, rechazó las acusaciones contra Pérez.

TESTIMONIOS

Uno de los primeros testimonios fue el de Mauricio Casas, hijo y hermano de las víctimas, quien contó ante los jueces Darío Bellucci, Juan Manuel Rial y Victoria Ballve, cómo se enteró del hecho. “Me llamaron para avisarme que a mi mamá le habían disparado y que la llevaban al Hospital Fiorito. Cuando llegué mi mamá estaba muerta y mi hermana estaba muy grave por lo que la iban a operar de urgencia”, recordó.

“Todos me decían que les había disparado esta persona”, aseguró en referencia a Pérez. Afirmó que “siempre tenía problemas” con su madre “por un pasillo” que ambos compartían y que “el Loco Cacho” querían usar “exclusivamente”.

“Siempre tuvo actitudes violentas con mi mamá. La sacaba a empujones. Incluso una vez le tiró una taza de café caliente a mi hermana y le dio una piña a mi mamá cuando salió a defenderla”, aseveró.

Por el conflicto por el pasillo, la situación fue a juicio por “turbación a la posesión”, aunque el acusado fue absuelto. “No hicieron caso a nuestro pedido”, lamentó Casas, quien precisó que su madre y su hermana estaban sentadas en la vereda cuando recibieron el ataque “sin mediar palabra”.

En la audiencia también declararon dos testigos de identidad reservada que solicitaron declarar sin la presencia de Pérez. Ambos presenciaron el hecho y apuntaron a la culpabilidad del imputado.