El aplauso que enmascara la discriminación al personal de salud

Viva en Monte Grande y sus vecinos la denunciaron por violar la cuarentena. La respuesta de la enfermera.

María Eugenia Díaz es enfermera y vive en Monte Grande. Todas las tardes sale de su departamento para ir a trabajar en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires. Ella es una de los tantos profesionales que no puede quedarse en casa y debe exponerse porque trabaja en salud. Ella es una de las personas a las que va dirigido el aplauso de las 21, pero también fue denunciada por sus vecinos.

Médicos y enfermeros son héroes y heroínas a las 21, cuando los aplausos estallan desde los balcones de los edificios en toda la Región y el país. Pero también son aquellos a los que los propios vecinos miran con desconfianza y hasta cuestionan por justamente trabajar en el sistema sanitario.

María Eugenia contó cómo fue acusada por sus propios vecinos ante el encargado del edificio por “violar la cuarentena”, también la señalaron como “persona de riesgo” (para los demás) por trabajar en una clínica. “Evidente existe gente que el encierro les afecta el cerebro y crean fantasmas donde no los hay y lamentablemente es la misma gente que cuando se enferma viene a pedirte ayuda”, planteó la joven.

En sus redes sociales, contó cómo es su vida “en tiempos de cuarentena”. “Salgo de casa 18.30 para poder llegar con mucha suerte a las 21 al hospital donde trabajo. La vuelta es mucho peor. Espero acerca de 3 ó 4 colectivos rogando que alguno frene. Luego fila para presentar papeles en Constitución y tomar el tren. Llego a casa aproximadamente 9.30 y me encuentro con los mensajes debajo de la puerta”, explica.

El administrador del edificio le pide que se comunique “urgente” con él y le deja su celular y su teléfono de línea. “Llamo al administrador de edificio donde vivo y me dice que tiene quejas de que no estoy cumpliendo cuarentena, que estuve internada y enferma, que me habían operado y que soy persona de riesgo por trabajar en salud”, cuenta. “Le contesto que todo era mentira. Que no cumplo cuarentena por ser personal sanitario. Y que ojalá pudiera hacer cuarentena como el resto, pero mi realidad es distinta”, le responde.

El administrador, comprendiendo la situación, no tiene más que pedir perdón. “Él me contesta pidiéndome disculpas…”, advierte María Eugenia, pero de inmediato deja un cartel visible para que los denunciantes “den la cara”. “Agradezco enormemente los aplausos en reconocimiento de las 21 horas pero les agradecería mucho más que no se metan en lo que no les importa”, les escribió.

De inmediato, ella se pregunta, en redes sociales “a dónde quieren llegar con todo esto”. “Si salgo de mi casa no es por gusto, porque me siento encerrada o porque sea una inconsciente que no cumple con las órdenes de la ley!! Salgo como todo personal sanitario a cuidar de ustedes, a trabajar para recuperar la salud que muchos perdieron”, apunta.

Y cierra el mensaje con una reflexión: “Evidente existe gente que el encierro les afecta el cerebro y crean fantasmas donde no los hay y lamentablemente es la misma gente que cuando se enferma viene a pedirte ayuda”.

Info Región se comunicó con María Eugenia para saber cómo siguió la historia. Ella aclaró que ningún vecino se comunicó con ella para pedir perdón por la denuncia o agradecer que esté en la primera línea de batalla contra el nuevo coronavirus (Covid-19). “Pegué el cartel en la puerta y no pienso sacarlo hasta que todo esto pase”, sentenció.

Y detrás de este cartel, la historia de María Eugenia

Ella está habilitada a salir de su casa porque es personal esencial, aquellos que pese al peligro de infectarse, deben cumplir con su trabajo en medio de la emergencia. Y ella tiene familia, como todos, a la que no puede ver. Sus amigos también la esperan y sus actividades diarios también quedaron postergadas. Practica(ba) boxeo en un club de Monte Grande y hace levantamiento olímpico de pesas, pero también le gusta juntarse con amigos y su familia.

“Hace más de un mes que no veo a mi familia”, admite con pesar María Eugenia. Sus padres son personas grandes y tiene, además, dos hermanos y un sobrino. “Obviamente estoy muy expuesta y a pesar que tengo permiso para circular, mi salida es ir y volver al hospital”, señala la joven, que también entiende que alejada protege a los suyos.

¿Cómo es trabajar en medio de una pandemia? “En mi hospital se tomaron medidas para cuidar al personal. Andamos durante toda la guardia con barbijos quirúrgicos y en los espacios comunes se respetan las distancias con el otro”, detalla. “Es difícil pero la vamos llevando”, apunta, y destaca que el centro de salud tiene “una especie de gabinete psicológico” que los contienen y “ayudan a transitar lo mejor que se pueda esta pandemia”. “La situación es difícil, a veces colapsamos pero siempre queda alguien que nos ayuda a seguir sea con una palabra de aliento o algún gesto”, completa.

Respecto a la capacitación en tiempos de pandemia, la joven explica que “casi todos los días” se realizan actualizaciones. “Nos mantenemos informados, existen cursos en la web -que dispone el hospital- para que todos tengamos acceso y sepamos cómo tratar al paciente con Covid, cómo cuidarnos y cuidar él área de trabajo”, detalla.

Y el trabajo de los enfermeros es de mayor cercanía que el del médico, hay un vínculo distinto y María Eugenia admite que “es bastante difícil afrontar el sufrimiento de la gente, tanto físico como espiritual”. En otro momento y ante una “guardia pesada”, ella saldría a dar vueltas por el barrio (Monte Grande) con su bicicleta, pero hoy debe afrontar el estrés como puede y con la mirada acusatoria de los propios vecinos.