Murió el ex concejal browniano Alberto González

Fue concejal por la UCR en los 90. Falleció en la madrugada, a causa del COVID-19

Raul Alberto González, 1964-2021.
Que la tierra te sea leve hasta que vuelvas en trigo

Nos conocimos desde que él era un cachorro mal llevado del barrio Sáenz y yo era un borrego irreverente de Burzaco. Dos rebeldes.

Obrero gráfico, futbolero, solidario, cabrón, mañero, militante, descaderado, abriste el primer local de la Coordinadora en Almirante Brown.

No en Adrogué, en Calzada, en la calle Pi y Margall, donde caminabas por los barrios como si fuera por la cocina de tu casa. Y lo abrimos con un acto en la calle, con choripán, con vino y vino el Negro Raimundi que era presidente de la JR.

Ahí, cuando volvías de la imprenta, garrapateabas con una lapicera de tinta azul negro el próximo ejemplar del boletín “Nuestra Causa”, ése que salía cada tanto, y compartíamos unos panes que compraba en Constitución.

Es que nuestras militancias siempre fueron”abundantes en escasez”, como alguna vez dijo Belgrano, pero ricas en sueños y asados; guitarras y amistad.

Pese a que siempre amenzabas con romper “Me voy con el Changui Cáceres, gritaba), terminamos peleando mil internas juntos y te hicimos concejal un par de veces en los 90.

Digo lo hicimos porque era la época en que cuando uno llegaba, en cierto modo, llegábamos todos.

Campera verde, bastón reglamentario, laburaste de todo lo posible: pintor, albañil, plomero… y siempre te llevabas a alguno que estaba en la mala para que te peonara.

De cabeza dura, nomás, juntaste peso a peso para que Calzada tenga una casa radical y fuiste, no recuerdo bien, qué otras cosas en tu vida militante.

Después, tomamos otros rumbos, fuiste un importante en la delegación municipal en Calzada, creo, y dejamos de vernos por un tiempo largo.

Nos reencontramos en la despedida de Anita Rodríguez Anido, donde nos abrazamos y, para no perder la costumbre, nos chicaneamos un poco.

La última vez que nos cruzamos fue antes de la peste que te arrancó. Nos vimos en la facultad de Derecho, donde laburabas, y ahí nos demoramos un par de horas charlando de la vida, de los gurises, Caro y Hernán, que ya son paisanos, de la familia, y esos temas de los que habla la gente cuando se reencuentra.

Por supuesto seguías descangayado porque te negabas a la cadera biónica y recordamos anécdotas blindadas como cuando ante un cierre de listas armamos una para el subcomité de Claypole: “Anotá -me dijiste- presidente, Sepulcro, secretario, Virulana” y así…

Después, de puro terco, te recibiste de abogado: “Doctor González…”, te saludé y te me cagaste de risa.

Supongo que habrás hecho otras cosas de las que no llegamos a hablar y me acuerdo cómo te le presentabas a los jerifaltes del partido: “Soy negro, del fondo entre Claypole y Calzada, radical e hincha de River”, te definías.

“Gordo, tanto tiempo”, te habrá recibido el ‘Caverna’ y ya debes estar disputando con tu comadre, Anita, a ver qué rosca arman en la nube que les tocó.

PD: Antes de escribir esta nota, puse algo en mis redes, no sabés cuántos se acuerdan de vos. Al final no fuiste, como decías en alguna interna en la que nos durmieron, “Poroto, un candidato al pedo”.

Entre los que me escriben está el director del Laboratorio de Medios, Omar Szulak, militante peronista de Almirante Brown, quien me dice “Como dijo el general Peron era un ‘hombre bueno’, un gran militante con el que supimos enfrentarnos con dignidad y respeto mutuo y hay que homenajearlo como tal”.