Jornada por la Memoria a 46 años de La Noche de los Lápices

La cita es el viernes en el ex Pozo de Banfield.

La Noche de los Lápices

“Los lápices siguen reclamando por sus derechos”, advierte la convocatoria de la Mesa de Trabajo del Espacio de la Memoria de Banfield, que funciona en el predio de uno de los centros clandestinos de detención y exterminio que actuaron en zona sur durante la dictadura. Se realizará el viernes una jornada por la Memoria en el ex Pozo de Banfield.

“Como cada año nos volvemos a encontrar con nuestrxs jóvenes para construir la Memoria de Lomas y recordar siempre el valor de la lucha y de las juventudes comprometidas con un mundo mejor”, señalan desde la organización del evento, que tendrá lugar el viernes próximo, al cumplirse 46 años de La Noche de los Lápices, en Vernet y Siciliano.

Las actividades comienzan a las 9 y finalizan a las 12.30, pero el acto central está convocado para las 11. Dirán presente sobrevivientes, familiares de detenidos-desaparecidos, referentes de organismos de Derechos Humanos, funcionarios nacionales, provinciales y locales. “Los lápices siguen reclamando por sus derechos”, reza la convocatoria.

Talleres, muestras, stands, intervenciones artísticas y música, formarán parte de las actividades en el ex Pozo de Banfield, cuyos delitos comenzaron a ser juzgados en el Juicio Brigadas (27 de octubre de 2020), en el cual ya se desarrollaron 80 audiencias.

Memoria

El viernes, 16 de septiembre, se recuerda a los diez estudiantes secundarios platenses llevados adelante por la Policía de la provincia de Buenos Aires en la ciudad de La Plata la noche del 16 de septiembre de 1976 como represalia al reclamo de los jóvenes por el boleto estudiantil gratuito.

El Pozo de Banfield fue el último centro de detención clandestino donde los vieron. Fue uno de los centros de detenciones más importantes de la provincia de Buenos Aires, pertenecía a la Brigada de Investigaciones de Banfield y dependió del Regimiento de Infantería Mecanizada N°3, enmarcado en el denominado Circuito Camps. El predio también era conocido como “La Maternidad de la dictadura” porque un gran número de mujeres embarazadas detenidas fueron trasladadas y dieron a luz en ese lugar.

El 16 de septiembre de 2010, el Pozo de Banfield fue declarado Centro para la Memoria, la Verdad y la Justicia, en el marco de un acto que contó con la presencia de la entonces secretaria de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Sara Derotier de Cobacho, quien murió dos años después. Esta señalización, a partir de pilotes emplazados en el frente del edificio de Vernet y Siciliano, se registraba cuatro años después del inicio del trámite del Ministerio de Seguridad para que pasara a la órbita de Derechos Humanos.

Tras un pedido de informe a la Justicia, por parte del Concejo Deliberante de Lomas de Zamora, se habilitó una parte para que funcione el Espacio para la Memoria. Se trataba de dos oficinas que no interferían con la causa, pero aún no fueron habilitadas. A 43 años de la dictadura cívico-militar y casi una década después de la señalización, las puertas se abrieron el 22 de marzo por primera vez a la comunidad.

El operativo

La noche del 16 de septiembre se inició un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército para capturar a nueve jóvenes de entre 16 y 18 años. Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero y Horacio Ungaro eran arrancados de sus domicilios en la primera jornada de esa acción criminal.

El 17 de septiembre, los represores apresaban a Emilce Moler y Patricia Miranda, que estudiaba en el Colegio de Bellas Artes de La Plata.

Cuatro días después era detenido Pablo Díaz, quien formaba parte de las Juventud Guevarista, un grupo vinculado al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), aunque la mayoría de ellos integraba la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), una agrupación de superficie que estaba ligada a Montoneros.

Todos fueron conducidos al centro clandestino de detención conocido como Arana, donde se los torturó durante semanas, y luego se los trasladó al Pozo de Banfield.

Moler y Díaz recuperaron la libertad tras permanecer dos años, entre cautivos y detenidos. Miranda también salió con vida de Arana, la trasladaron al Pozo de Quilmes y finalmente quedó alojada en la cárcel de Villa Devoto, a disposición del Poder Ejecutivo hasta marzo de 1978. Gustavo Calotti, que había terminado el secundario un año antes, cayó en cautiverio el 8 de septiembre, también sobrevivió.

El resto de estos estudiantes secundarios permanecen desaparecidos e integran la nómina de 232 de adolescentes secuestrados durante la última dictadura militar.