En tiempos en los que algunos sectores llaman a votar en blanco, frente a su rechazo a los candidatos presidenciales que están en pugna, es imprescindible conocer el impacto de este tipo de voto en el balotaje.
El próximo 19 de diciembre, Sergio Massa y Javier Milei se enfrentarán en las urnas. Ese domingo se dirimirá quién es el próximo presidente.
En este escenario, es fundamental saber que el voto en blanco no beneficia a ninguno de los candidatos. ¿Por qué? Porque para una segunda vuelta se computan únicamente los votos afirmativos válidamente emitidos para proclamar ganadora una fórmula presidencial.
El voto en blanco es un “voto válido”, al igual que el “voto afirmativo”, que es el que emite mediante boleta oficializada de una misma agrupación (o lista) para todas las categorías de cargos.
El voto es en blanco cuando el sobre se encuentra vacío; contiene un papel (de cualquier color), sin imágenes, textos ni objetos extraños; contiene una boleta oficializada, pero le falta el cuerpo correspondiente a una categoría (se considerará en blanco solo para dicha categoría).
Otros tipos de voto
Por su parte, el voto nulo es el que se emite con una boleta no oficializada, con inscripciones, imágenes inadecuadas u objetos extraños en el sobre.
El “voto recurrido”, en tanto, es aquel cuya nulidad y validez es cuestionada por algún fiscal presente en la mesa y, en ese caso, se deberá fundamentar en un formulario especial con “expresión concreta de la causa”.
También se toma como nulo cuando se hayan incluido boletas de distintas agrupaciones políticas para una misma categoría de cargos o se emita mediante una boleta oficializada que contiene inscripciones o leyendas de cualquier tipo.
Otro tipo de impugnación sucede cuando hay un “voto de identidad impugnada”; es decir, que la persona que vota no es la titular del documento que presenta. Esa consideración solo le cabe formularla al presidente de mesa o a los fiscales.