Finalmente este jueves 1 de febrero se produjo el esperado aumento en el precio de los combustibles, pero menos de lo previsto: en promedio, el alza será de 6,5 por ciento. Esto es así porque el Gobierno nacional decidió escalonar el incremento del impuesto a la nafta y el gasoil, que impacta directamente sobre el valor final que pagan los consumidores.
Así lo dispuso el Gobierno nacional mediante el decreto 107/2024, publicado en horas de la madrugada en el Boletín Oficial. En dicha normativa, se dispuso actualizar el tributo congelado por los períodos 2021 y 2022 y postergar el correspondiente al ejercicio 2023.
Sin embargo, según explican en los considerandos del decreto, “a fin de iniciar un proceso de regularización de forma gradual, resulta razonable diferir parcialmente sus efectos”. Concretamente, se fijó que el alza del impuesto correspondiente al primer y segundo trimestre recién se verá reflejado en los precios de la nafta y el gasoil a partir del 1 de marzo. Los demás ajustes quedaron previstos para el 1 de abril y 1 de mayo respectivamente.
La postergación apunta a aliviar el impacto sobre los bolsillos de los hogares argentinos, en un contexto de elevada inflación que reduce el poder adquisitivo de los salarios, según manifestaron fuentes internas del Gobierno. Con esta medida se busca también contener la espiral alcista de precios en productos derivados del petróleo.
Especialistas del sector energético consideraron un “respiro momentáneo” la decisión oficial, aunque advirtieron que los aumentos de todas formas llegarán más temprano que tarde.
