Volvió la lucha de los vecinos de Lomas de Zamora contra los adoquines


Como ocurrió hace más de 20 años, un grupo de vecinos volvió a movilizarse en los últimos días para rechazar la probable pavimentación con asfalto de las tradicionales calles de Lomas de Zamora que están adoquinadas, una iniciativa que, presuntamente, quiere llevar adelante el municipio local.

Bajo la consigna “Intendente Marina Lesci, no al asfalto en Lomas de Zamora”, los vecinos movilizados abrieron una petición en la aplicación change.org, donde juntan firmas para reclamar en contra de un eventual reemplazo de los adoquines por hormigón o brea.

Según los vecinos, “Martín Insaurralde hizo aprobar a los concejales la ordenanza 16458, anulando parte de la ordenanza anterior (10483), para asfaltar ‘como calles alternativas a las avenidas’, las calles adoquinadas: Alem, Acevedo, Manuel Castro, Azara, Beruti, Godoy Cruz, Aráoz, Vergara, Belgrano, Pueyrredón, Viamonte, Arenales, Castro Barros, Lamadrid, Ayacucho”.

La ordananza 10483 fue sancionada en 2007 como corolario de una larga lucha lanzada por diferentes agrupaciones vecinales, entre las que se encontraba el grupo Fuenteovejuna, un inquieto colectivo barrial que aún se mantiene activo y en los últimos días se hizo eco de la destrucción de una vivienda emblemática de Banfield. Aquella lucha vecinal iniciada en barrios acomodados de la ciudad fue una generalizada acción local en contra, en principio, de la instalación de un gran hipermercado Coto en Banfield, la construcción de edificios de varios pisos en zonas residenciales y el asfaltado de las calles adoquinadas.

Ni edificios, ni asfaltos: identidad barrial

En aquel momento se hicieron populares los afiches con las consignas “No a los edificios, no al asfalto, sí a la identidad del barrio”. La amplia convocatoria alcanzada por aquellos vecinos obligaron a replantear el proyecto del hipermercado, que finalmente fue mucho más chico que el anunciado, y se frenó efectivamente el asfalto, aunque los edificios avanzaron significativamete en la fisonomía urbana”.

Con un reverdecer de aquella lucha, ahora con el auxilio de las redes sociales, los vecinos vuelven a exigir que los adoquines no se toquen.

El argumento es que sin ellos hay “pérdida de tranquilidad por mayor tránsito en todo horario; inseguridad, por vías de escape alternativas a las avenidas; contaminación auditiva y de gases tóxicos; riesgo de accidentes por autos a mayor velocidad y riesgo de accidentes en calles barriales sin semáforos y cruces; inundaciones, porque el asfalto quita capacidad de absorción al suelo; y pérdida de identidad e idiosincrasia de los barrios”.

En cuanto a la explicación oficial para levantar el adoquinado: la necesidad de agilizar el tránsito, los vecinos plantean que se trata de un problema que no ha sido atendido con seriedad hasta el momento, ni incluido en un planeamiento estratégico que considere las diferentes temáticas de una ciudad interrelacionadas, como tránsito, transporte, servicios, patrimonio, crecimiento, descentralización, integración, medio ambiente y arbolado, entre otras”.

En ese sentido, insisten en que “el asfalto arbitrario de adoquinados no aporta una solución” a los problemas de tránsito.

En concreto, los vecinos piden la anulación de la ordenanza 16458 y el cumplimiento de la 10483 en lo referido a la reparación de calles adoquinadas para que sean perfectamente transitables, “como fue logrado con éxito el municipio en la calle Italia, en Suárez y en la avenida Fernández, donde se realizó un excelente trabajo”.