La procesada por el intento de asesinato de la vicepresidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, Brenda Uliarte, habría mantenido una relación con el youtuber Eduardo Miguel Prestofelippo, conocido en las redes como El Presto, según se desprende de la nueva evidencia encontrada en el celular de la joven integrante de la llamada Banda de los copitos.
Uliarte quien permanece detenida en el penal de Ezeiza, se habría distanciado en julio de este año del influencer, unas semanas antes de que ella quedara vinculada al atentado contra Cristina Kirchner llevado a cabo por Fernando Sabag Montiel.
Según los audios, Uliarte, de 24 años, estaba “enganchada” con Presto a quien admiraba y ahora se intenta establecer qué grado de instigación pudo haber existido.
Presto es un youtuber que se caracteriza por desplegar una feroz artillería contra las gestiones del kirchnerismo, antes, y la de Alberto Fernández, ahora y se encuentra cumpliendo con una sentencia de 30 días de arresto domiciliario por haber hostigado en las redes a la primera dama, Fabiola Yáñez.
“-Pensé que no ibas a hacer así de dulce y de tierno. No te tenía así, estoy conociendo otra faceta de El Presto. Y me agrada mucho”, indica Uliarte en uno de los mensajes revelados a lo que Prestofilippo responde: “Yo estoy en Capital hasta el martes al mediodía. Podríamos vernos mañana a la tarde, un rato, o el domingo a la noche”.
En otro de los audios difundidos, el youtuber afirma: “Me gustó mucho la noche que pasamos. ¿Vos la pasaste lindo?”
Anticuarentena y opositor a las políticas de ampliación de derechos en materia de salud reproductiva y de identidad de género, ante el atentado a Cristina Fernández de Kirchner, sostuvo que no fue otra cosa que un “acting de CFK” y lo relacionó con el proceso judicial en la causa de direccionamiento de obra pública en Santa Cruz.
En 2020 en uno de sus tuits contra la vicepresidente escribió: “Vos no vas a salir viva de este estallido social. (…) Te queda poco tiempo”.
¿Una tercer arma?
Por otro lado, la Justicia federal investiga la pista de una tercera arma de fuego que podría pertenecer a Uliarte, y que se suma a las otras dos que se encontraban en posesión de la banda.
Según los peritos, esa pistola podría valer hasta u$s 3.000, un valor que excede la capacidad económica que se les reconoce a los vendedores de algodón de azúcar por lo que la jueza María Eugenia Capuchetti intenta determinar si había financiamiento externo.
