Beau tiene miedo, un film que propone un viaje onírico por la vida de un hombre maduro en busca de su madre


En detalle

Un viaje dramático y onírico por la vida de Beau, que deberá sortear un sinfín de tragedias para poder llegar a la casa de su madre.
Dirección 7.0
Guión 5.5
Fotografía e iluminación 8.0
Actuación 8.0
Diseño de sonido 7.0
Lo mejor
La actuación de Joaquín Phoenix merece un párrafo aparte en pos de destacar su capacidad de involucrarse profundamente y construir un protagonista que realmente encarna todos sus traumas.
Para mejorar
Una de las consecuencias claras de este tipo de propuestas, quizás más pretenciosas en un sentido no sólo creativo sino también narrativo, es la posibilidad de que no se entienda absolutamente nada

Beau is afraid es uno de los últimos estrenos de Prime Video. Producida por A24 y dirigida por Ari Aster, la película propone un viaje dramático y onírico por la vida de Beau, que deberá sortear un sinfín de tragedias para poder llegar a la casa de su madre.

Beau (Joaquin Phoenix) es un hombre de casi 50 años que representa la viva imagen de la decadencia. Vive en completa soledad y encerrado en su departamento en un barrio marginal donde el peligro acecha por todos lados. No tiene ningún tipo de vínculo más que con su terapeuta a quien visita desde hace muchos años para profundizar en sus traumas y controlar su medicación. Beau vive en un constante estado de ansiedad, al que ahora se le suma el enorme estrés de tener que visitar a su mamá, para conmemorar juntos el aniversario de la muerte de su padre, a quien no conoció.

La mañana que debe viajar, empieza completamente con el pie izquierdo: tras una noche entera en la que no puede dormir, recibe notas amenazantes por debajo de la puerta, la música de otro departamento es cada vez más fuerte y no para, los gritos y la violencia de la calle se hacen presente, y para coronar, se queda dormido y tiene que correr para poder llegar a su vuelo. Pero como si fuera poco, ese es solo el inicio de un sinfín de pequeñas tragedias que lo llevan a perder el avión, quedar desnudo en la calle sin poder acceder a su departamento, ser atropellado por un auto, y recibir una llamada donde le comunican que, presuntamente, su madre está muerta.

Todo lo que ocurre después de la secuencia inicial, es un viaje oscuro e incómodo en el que la focalización acompaña al protagonista, por lo que el espectador sabe y entiende exactamente lo mismo que él: nada de nada. La introducción de la película tiene lugar en un escenario que resulta interesante de explorar, un barrio completamente marginal de los Estados Unidos. Una esquina donde la locura y la adicción están tan naturalizadas, que se convive con una violencia inevitable que día a día va escalando, dejando evidencias extremas tales como cadáveres en el medio de las calles, que nadie nota, o a nadie parece importarle demasiado.

Al ser ese el escenario, el espectador puede hacerse a la idea de que la película va a tratar el miedo y el terror desde el realismo, abordando el resentimiento y la violencia producto de la desigualdad y las adicciones, pero Ari Aster tiene otra propuesta para el resto de la película, sostenida desde la premisa de que cada lugar donde Beau llega, creyendo que al fin va a tener un poco de paz, termina siendo aún peor que el anterior.

Luego de Hereditary: El legado del diablo (2018) y Midsommar (2019), la tercera película de Ari Aster se aleja de las formas más clásicas del cine de terror que caracterizaron tanto su ópera prima como su segundo film -aunque en menor medida-,  y se dispone a explorar de forma experimental, cómo abordar el miedo más allá de los monstruos, espíritus y criaturas, descubriendo el peligro en las dimensiones más retorcidas y perversas de los vínculos cercanos y de la mente humana. El resultado de esta apuesta es la sensación constante de que todo lo que rodea a nuestro protagonista es una amenaza agobiante que se renueva cada segundo.

La actuación de Joaquín Phoenix merece un párrafo aparte en pos de destacar su capacidad de involucrarse profundamente y construir un protagonista que realmente encarna todos sus traumas. Luego de su protagónico como el Joker (2019), no es novedad que el actor sea particularmente brillante para esta tarea, pero en este nuevo estreno vuelve a poner todas sus herramientas en acción para ponerse en la piel de un personaje completamente ingrato con el que cuesta empatizar por sí mismo, ya que no expresa deseos u objetivos, no tiene amigos, ni amores, ni tampoco un trabajo, por lo que la conexión fundamental del espectador con Beau es a través de sus desgracias: se logra colocar en un rol pasivo de víctima para que el público sienta una profunda lástima por él, al punto de desear que por favor, no sigan sucediéndole cosas malas.

Beau is afraid es, en resumen, un viaje surrealista por el inconsciente del protagonista, apoyado en la representación de una relación conflictiva y simbiótica con su madre. Allí se mezclan universos, recuerdos y sueños cuyo hilo conductor son el absurdo, la exageración y la puesta en escena, con el claro objetivo de generar una extrañeza constante y una sensación abrumadora.

Una de las consecuencias claras de este tipo de propuestas cinematográficas, quizás más pretenciosas en un sentido no sólo creativo sino también narrativo, es la posibilidad de que no se entienda absolutamente nada. Y eso, a veces puede ser un valor en sí mismo, o un objetivo claro del director, pero en este caso, la suma de un guión que da vueltas y vueltas construyendo más y más capas de dificultad, sin aportar ningún tipo de luz o explicación al final, sumado a la extrema duración de la película, termina teniendo como resultado un espectador que no sólo no entiende lo que sucede, sino que se aburre de no entender.

Ficha Técnica de Beau tiene miedo

Título original: Beau is afraid
Año: 2023
Duración: 179 minutos
Género: Drama psicológico, Terror
Director: Ari Aster
Reparto: Joaquin Phoenix, Parker Posey, Nathan Lane, Amy Ryan, Armen Nahapetian, Zoe Lister-Jones
Dónde ver: Prime Video