Libertadores: la final se juega el mes que viene en el exterior

Si el Tribunal de Disciplina dice que se juega, será entre el 8 y 9 de diciembre en el exterior.

La Confederación Sudamericana de Fútbol anunció que la final de la Copa Libertadores, entre River y Boca, se disputará el 8 ó 9 de diciembre en “en horario y sede a definirse de la CONMEBOL”, pero en el exterior.

Alejandro Domínguez, presidente de la CONMEBOL, advirtió que “no hay lugar para los violentos, no se los puede tolerar”. “Lo que se  vivió no es fútbol”, insistió. “Si se juega, el partido se jugará afuera”, anticipó en una conferencia de  prensa.

“El partido de vuelta de  la final de la Copa Libertadores, edición 2018, se llevará a cabo entre los días 8 y 9 de diciembre, en horario y sede a definirse por la administración de la CONMEBOL a la mayor brevedad (Sujeto al fallo del Tribunal Disciplinario)”, advierte el comunicado.

Y apunta que “CONMEBOL se hará cargo de los gastos de viaje, hospedaje, alimentación y traslado interno, de hasta 40 personas por delegación”. “La CONMEBOL establecerá las coordinaciones de  seguridad con las autoridades  correspondientes”, concluye.

 

Los incidentes

El partido había sido pautado para el sábado a las 17, pero los incidentes cuando el micro de Boca se aproximaba al estadio provocaron lesiones en varios jugadores y se postergó para las 18, cuando llegó el horario se anunció la segunda postergación y pasadas las 19.30 ya se hablaba de que el partido se jugaría el domingo. Finalmente, no hubo encuentro.

Boca elevó un pedido para la suspensión de la final, además de solicitar la aplicación de sanciones al club local por el ataque al micro de los jugadores “xeneizes”.  En un comunicado oficial, Boca argumenta que el partido debe jugarse “en igualdad de condiciones” y entiende que “no están dadas” esas condiciones por la magnitud de los hechos de violencia ocurridos en el estadio de River.

La decisión ahora es del Tribunal de Disciplina de la CONMEBOL, que debe expedirse. De todos modos, de jugarse el encuentro, será en el exterior.

Carta del presidente de  la CONMEBOL

El sábado 24 de noviembre será recordado en la historia del fútbol mundial por todas las razones equivocadas. Se suponía que debía ser una final de la CONMEBOL Libertadores para el recuerdo, la última en formato ida y vuelta.  Al final terminó siendo un día que debe llenarnos de tristeza y vergüenza a todos; algo que debe desatar una profunda reflexión y una seria autocrítica en todos los estamentos, no solo del fútbol, sino de la sociedad.

A pesar del acuerdo previo de fair play firmado por los presidentes de ambos clubes finalistas y de todas las alertas emitidas desde CONMEBOL a los responsables de la seguridad, el estadio y los alrededores fueron escenario de una violencia irracional y aparentemente impune, hacia los jugadores, el público, los niños y las familias que se acercaban pacíficamente, las autoridades, los vecinos. Los acontecimientos vandálicos fueron penosos. La barbarie que se ha venido apoderando de nuestro fútbol colocó muchas vidas en riesgo.

Como presidente de CONMEBOL, puse mis mejores esfuerzos para velar por la integridad de todos: desde los jugadores hasta el público que esperó pacientemente que se resolvieran las penosas circunstancias ajenas al espectáculo y a la responsabilidad de CONMEBOL. Convoqué a las autoridades de ambos clubes, esperamos los informes médicos, revisamos los protocolos institucionales y finalmente, de acuerdo con ambos presidentes, tomé las decisiones para el bien de todos los involucrados.

En nombre de la CONMEBOL también es mi deber pedir cuentas a los responsables de garantizar la seguridad del evento y el orden público. Claramente fallaron los protocolos y las autoridades no estuvieron a la altura de las circunstancias. Ahora, lo que les queda es accionar inmediatamente para identificar, capturar y aplicar el rigor de la justicia a quienes causaron tanto daño.

También hago un llamado a los dirigentes de River Plate y Boca Juniors, a que entiendan que la responsabilidad que tienen en sus manos va mucho más allá de solamente defender sus colores y los intereses de sus socios. Ante todo, tienen una responsabilidad hacia el fútbol sudamericano, muchas veces desvalorizado y criticado en nuestros países, pero apreciado en todo el resto del mundo.

Lo mismo va para los medios de comunicación, a quienes pido respeto, ecuanimidad y perspectiva en la cobertura para informar correctamente al público, relatar los hechos, combatir la desinformación y desenmascarar las visiones interesadas y las percepciones erróneas.

En la CONMEBOL que presido, el fútbol no se gana con piedras ni agresiones. Lo ganan los jugadores en la cancha. Y más en Sudamérica con la calidad de nuestros futbolistas. En la CONMEBOL que presido se juega respetando al rival, teniendo el fair play como visión en la cancha, en las gradas, en la dirigencia.

Finalmente, hago un llamado a que todos los actores del fútbol sudamericano fijemos como prioridad y unamos esfuerzos para identificar, entender y combatir las causas y los actos de violencia que manchan nuestro fútbol. Hay mucho más en juego que un título deportivo. O todos los actores del fútbol sudamericano nos unimos para acabar con la violencia, o la violencia se encargará de acabar con el fútbol sudamericano.