En el marco de las nuevas medidas sanitarias que entrarán en vigencia mañana 1 de octubre, el Ministerio de Salud de la Nación recordó que a partir de esta fecha se levanta la obligatoriedad en el uso de tapabocas al aire libre “solamente cuando se circule en forma individual o en burbuja, y en un espacio en el que no concurran numerosas personas”, mientras que seguirá siendo de uso obligatorio en lugares cerrados y al aire libre en situaciones de aglomeración de personas o contactos cercanos.
La provincia de Buenos Aires adhirió a esta iniciativa del Gobierno nacional que está sujeta a la decisión de implementarla de cada jurisdicción en función de “su situación epidemiológica y la circulación de variantes” .
“La pandemia no terminó, y tenemos que seguir cuidándonos sobre todo en lugares cerrados, porque aún estando vacunados se puede tener la infección y transmitirla, especialmente de la variante Delta, que ya tiene circulación
comunitaria en el país”, sostuvo la directora nacional de Epidemiología, Analía Rearte.
El Covid-19 -se explicó- se propaga cuando una persona infectada exhala gotitas y partículas respiratorias muy pequeñas que contienen el virus, y que pueden ser inhaladas por otras personas. En suma, el principal objetivo del tapabocas es “preventivo; es decir, disminuir la emisión de esas partículas y con ello el riesgo de contagio”.
Por eso, sugieren que “el uso correcto del tapabocas es muy importante, ya que disminuye significativamente el riesgo de transmisión. Para eso, debe ajustarse bien a la cara, cubriendo la nariz, la boca y el mentón, para que las gotas respiratorias que contienen el virus no puedan entrar y salir alrededor de los bordes del tapabocas”.
Si bien el riesgo de transmisión es “más alto cuando se comparten lugares cerrados y mal ventilados, en lugares abiertos el riesgo disminuye pero no se extingue”, concluyen.